¡Aprendiendo magia con Caperucita!

156 15 9
                                    

-¡Eh, se supone que no debía ser así el hechizo!

Su madre miró el caos que hizo Caperucita usando la magia sin aun creérselo del todo. Muchas cosas, sobretodo libros, estaban volando desordenados de aquí para allá, y incluso observó que rompió el cristal. Todo un desorden que tendría que reparar su pobre madre. Y lo peor es que no era la primera vez que eso ocurría.

-¡¡Pero Caperucita!! ¿Se puede saber q..?- de repente, la madre tropezó con algo, pero no vea el que. Ale, otra vez la niña haciendo las cosas invisibles.

-Emm... Bueno, mama... Puedo explicarlo...-

-¿¡Explicarlo?!- miro a su hija, sin saber ya que hacer. Había pasado tantas veces que había perdido la cuenta, y ya estaba cansada-. Mira, vete al bosque a perderte por ahí, hacer los hechizos que quieras, o corre hasta la casa de tu abuelita... Pero por favor, lárgate un rato de esta casa...

-Pero mama...

-¡¡¡Que te vayas ya, niña!!!- al oír el grito, Caperucita huyó. Al irse, su madre suspiró agotada, llevándose la mano a su frente-. Ya no se que voy a hacer con este niña...

Caperucita camino por el bosque, viendo que no podría volver a casa, al menos hasta dentro de un rato. Aunque el motivo era bastante malo, aún podía sacar algo positivo de aquella salida. ¡Así podría entrenarse más y...!

-Vaya, ¿tú por aquí de nuevo? Te puede comer un lobo...- dijo una voz familiar.

-¡Aja, así que aquí estas, Lobo!- exclamó  victoriosa la pequeña niña, señalando al lobo con su varita hecha de madera-. ¡Ahora por fin podre vencerte!

-Ya, como "siempre" lo has hecho...- se burló el lobo, acostumbrado ya a aquellos extraños encuentros que solían acabar en desastre.

-¡Cállate, maldito licántropo!- exclamó la muchacha mientras inflaba sus mofletes molesta-. ¡Ahora veras!

Movió la varita y formuló el primer hechizo que se le paso por la cabeza, es decir, partir en dos al lobo. Pero no ocurrió el efecto deseado, ya que el animal parlante seguía entero. La confusión lleno a Caperucita. ¿Pero se puede saber que había salido mal esta vez? ¡Si cuando practicaba con los libros del colegio funcionaba!

-¿Pero que...?- murmuró la chica de la caperuza roja mientras inspeccionaba su varita, en busca de algún error que pudiese tener.

Viendo que no parecía haber nada, probó el mismo hechizo. Pero, como era esperable, siguió teniendo el mismo resultado, lo que le enfureció tanto a la joven que le quedo muy poco para que fuera su varita la que se rompiera en dos.

-Me aburro- dijo el Lobo bostezando groseramente-. ¿Vas a seguir así o ya me puedo ir ya?-

Ella volvió infló los mofletes, mucho más enfadada que antes. 

-¡Esta vez te libraste, condenado Lobo! ¡Pero juro que algún día, lo conseguiré y acabaré contigo!- exclamó decidida.

-Si, si...- respondió sin mucho interés, haciendo un gesto con su zarpa para que la pedante niña se fuera.

Ella se giró con exageración, queriendo mostrar su terrible enfado. Pero, inconscientemente, hizo un movimiento con el brazo en el que tenía la varita, y cortó un árbol que estaba cerca del lobo, haciendo que este casi lo matase. Pero Caperucita no se dio cuenta, y siguió caminando con paso firme.

-Esta niña es un peligro... Cuando quiere no hace nada, pero luego, por su torpeza casi muero... Será condenada la niñata...- y se fue como había venido, rápido y sigiloso.

La niña enfadada siguió caminando por el bosque, gritando a los cuatro vientos sobre la desgracia a la que estaba sometida todos los días. Aunque, obviamente, seguía sin admitir que todo aquello se lo había ganado.

-¡Pero será posible...! ¡Estuve toda la tarde practicando para derrotarle... Y ahora que me lo encuentro... No me sale ningún hechizo! ¡Condenada varita! ¡Condenada vida! ¡Condena...!-

-¡¡Cállate niña, que la gente quiere dormir!!- grito una voz anciana, con furia, y lanzándole una cuchara de madera a la cabeza de la estresante niña desde la ventana de su casa.

-¿¡A-abuela?!- exclamó, al darse cuenta de lo demasiado familiar que era aquella voz. Cuando la escucho, simplemente prefirió irse a la fuga. No le gustaba ver a su abuela enfadada. Le podría pegar con algo más que una cuchara de madera, y por ello, prefirió no arriesgarse

-Dios, que día... Voy a ver si mi madre me deja entrar en casa...- suspiró, agotada por todo lo sucedido.

Aunque técnicamente todos sus días son así, pero bueno... Dejemos a Caperucita con sus juegos y travesuras, que si no, nos dolerá también a nosotros la cabeza, la mente y el alma.
-------------------------------------
Espero que os haya gustado este mini relato.
Se lo dedico a Naoko_Kuroki ya que esta haciendo un fanfic genial sobre Caperucita y el Lobo, ¡una versión completamente distinto a lo que se ha visto antes!
PD: Amo al lobo de su historia~

Cuento DibujadoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora