Sabiendo del mundo - Parte 2

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Caminaste junto a Aslet  mientras veías el nuevo mundo. Y era hermoso.

El día despejado, la hierba fresca y las coloridas flores te mejoraban el humor, y te daban la esperanza, el valor y la determinación para seguir avanzando.

De repente, notastes un ruido. Pero era extraño, ya que venía de arriba. Miraste y, por un momento, no te pusistes creer lo que veían tus ojos.

Era un ángel. Pero no lo decías por su belleza, que la tenía, si no porque verdaderamente lo era. Sus alas blancas se alzaban orgullosas, mientras te miraba confiada sobre su caballo blanco. Tu te sorprendistes al verla pero, sin embargo, no parecía que Aslet tuviera tu misma reacción.

-¡Vaya, me alegro de verte, hermanita! ¿Cual es el nombre que te pusieron hoy?- le preguntó a Aslet con una sonrisa.

¿Hermanita? ¿Era su hermana? ¡Vaya novedad!

-Aslet.- dijo simplemente, sin ninguna expresión en su cara.

-¡Vaya, que bonito nombre, te pega! Sabes poner buenos nombres.- me dijo sonriente.- Yo tampoco tengo un nombre en especifico, pero como al último que serví me llamo Daria, me puedes llamar así.-

Te extrañaba que no tuviesen un nombre fijo, así que quisiste preguntárselo a la ángel de pelo castaño.

-¿Por que... No tenéis un nombre en concreto...?- otra pregunta se te vino a la mente.- Y... Supongo que tu también eres una espada humana... ¿No?-

-¡Responderé a tus dos preguntas! Primero, somos las guardianas de la puerta a este mundo, y también las guías de los que vienen aquí, y uno de los requisitos para serlo es dejar tu nombre. Si, es algo fastidioso, pero es así la vida...
Y segundo, si, soy una espada humana, igual que mi hermanita, que está aquí contigo.-

Primero miraste a Daria y luego a Aslet. Perder el nombre, y tener nuevos cada día... Tendría que ser muy complicado.

-Bueno,  como mi hermana esta cuidando de ti, ahora te tendré que hacer explicar las cosas por aquí... Podías haber esperado unos días más y te hubiera tocado a ti...- lo último lo dijo en un murmuro, pero que se escuchó perfectamente.

-¿A ti? ¿Porque?- le preguntastes.

-¡Ah, fácil! Ella y yo nos turnamos el papel de espada humana. Y yo prefería que me cambiarán el nombre...-

-Pues a mi me gusta tu nombre.- dijistes sinceramente.

-¡Oh gracias!- su hermana la miró seria, dando a entender que quería que comenzará ya con su explicación.- Ejem, ejem... Bueno, te explicaré un poco de como funciona esto. ¡Y atiende bien, eh!-

La observastes con atención, dispuesto a escucharla.

-Si vinistes aquí, es por que estas movido por tu deseo. Así que nunca lo olvides, nunca te rindas, o perderás. Eso es lo primero que te digo.
Para conseguir tu deseo, debes conseguir todas las espadas de las Guardianas, y traersela a la Creadora de Mundos. Pero no te va a ser nada fácil, porque tendrás que derrotar a cada una de ellas, y que te den su espada. No te puedes dejar ni a una.-

Vaya, si que sonaba complicado... Pero en fin, ya sabias desde el principio que iba a costar, pero también sabias que no te ibas a rendir. Si llegastes hasta allí, era para cumprir tu deseo.

-Y... ¿Cuantas Guardianas hay?- le preguntastes.

-¡Uy! Mejor no te lo digo que te deprimo. Pero eso si, siempre será una Guardiana por cada reino. No va a ver más de una.-

-Entonces, tendré que luchar con todas las Guardianas y conseguir todas sus espadas para dárselas a la Creadora de Mundos...-

-¡Exacto, muy bien! Y obviamente, tendrás la ayuda de... ¿Aslet la llamastes, verdad?- asentistes con la cabeza.- Vale. Aslet ya te habrá explicado las cosas con ella, ¿no?-

-Si. Se que tengo que dar mi parte también para luchar.- dije con decisión.

-¡Vaya, muy bien! ¡Ah! Y para que no te lleves más sorpresas: te vas a encontrar con muchos más seres que yo, así que empieza a acostumbrarte.-

-Esta bien. Muchas gracias, Daria.- le dijistes con una sonrisa.

-¡Oh, de nada!- dijo mientras te daba un abrazo. En eso te recordaba a tu madre.- Bueno, pues entonces... ¿Alguna pregunta más?-

Tenías una, pero era más por curiosidad que por otra cosa.

-¿Vendrás con nosotros?- le preguntastes.

-¡Me encantaría! Pero no, me tengo que quedar aquí. Eso sí, espero que nos podamos ver otra vez.-

La mirastes con una sonrisa.

-Lo mismo digo.-

Tanto Aslet como tu, después de aquella charla introductoria, fuistes hacía delante. Te despedistes con la mano de Daria, y después giraste tu cabeza hacía Aslet.

-¿Estas preparado, humano?- te preguntó.

-¡Si! ¡Cómo nunca antes lo había estado!-

Por que estabas decidido a cumprir tu deseo, y nada ni nadie te podría hacer cambiar de opinión.

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Espero que os haya gustado esta segunda parte de "Espada Humana".

¡Si, hace tiempo que no la seguía, ya lo tenía ganas de hacer! Perdonad, a veces la inspiración no viene cuando quiere...

Cuento DibujadoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora