Ahogada - Parte 1

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Era un día soleado de agosto, un día perfecto de verano. Un día que nunca olvidaré. ¿Porque?

Porque fue la fecha de muerte.

Mi muerte fue a los 16 años. Lo se, muy joven para dejar este mundo. Pero es que la muerte nunca avisa, y en cualquier momento le puede venir, y a cualquiera. A la muerte no le importa nada de eso. Y yo no era una excepción.

Estaba en un viaje de vacaciones con mis padres, a un bosque que estaba a varios kilómetros de donde vivía, muy lejos de casa. Eso a mi no me gustaba, nunca me gustó estar lejos de allí. Pero mis padres me animaron y me dijeron que nos lo íbamos a pasar bien.
Si, claro, bien.

Después de un largo y aburrido viaje en el coche, en el que sólo podía intentar buscarle diversión, sin mucho éxito, mirando al paisaje, llegamos a donde íbamos a estar donde algunas semanas. Una casa hecho de madera en medio de un bosque.

Yupi.

De repente, al salir del coche, noté un pequeño mareo, y me bajé del coche medio tambaleando. Mis padres me vieron y se preocuparon, preguntándome si estaba bien. Yo les dije que si, que no me pasaba nada, que solo era que me sentía mareada por el coche. En realidad no estaba segura de ello, pero no quería preocuparle.

Bajamos las cosas y fuimos hasta la casa. Mi padre abrió la casa con llaves que le había dado el que nos dejó la casa, y luego miro hacia dentro con una sonrisa.

-¡Mira que bonita es esta casa! ¡Seguro que lo pasaremos bien!-

Yo asentí, por no tener muchas ganas de reprochar. Aun seguía estando algo mareada.

La casa no tenía casi nada. Por no tener, no tenía ni tele. Lo máximo que había en la "sala" era un sofá, y ya está. Miré más la casa. Al lado del salón había una cocina muy pequeña, y arriba solo había dos habitaciones, la de mis padres y la mía.

Que divertido.

Después de subir a mi habitación y dejar las cosas, me llamó mi madre, y bajé hacia donde estaba corriendo.

-¿Si?- le pregunte. También estaba con mi padre.

-Cariño, espero que tengas el bañador preparado, ¡por que mañana nos vamos en canoa!- respondió mi madre con ilusión.

-¡Que guay!- dije, ya más ilusionada. ¡Eso sí que era otra cosa!- Pero... ¿Por que no vamos ahora...?-

-Cariño, ya se está haciendo de noche. Mejor será que lo hagamos mañana, y ahora sólo cenar y dormir.- me dijo mi madre con una sonrisa.

Yo asentí, feliz de ver que si íbamos a hacer algo entretenido.

Después de cenar, me fui a dormir. Pero casi no pude dormir. El mareo seguía ahí y no paraba. Aun no se como hice para conciliar el sueño.

A la mañana siguiente, me desperté. Extrañada, noté no sólo que mi mareo estaba ahí, sino que había aumentado. A pesar de eso, no le hizo caso y fui abajo, que seguramente me tenían el desayuno preparado.
Y así era. Unas tostadas con mermelada de fresa y una taza de leche caliente con azúcar me estaban esperando en la mesa.

-Buenos días, cariño. ¿Preparada para el viaje en canoa?- me preguntó mi madre, que al parecer ya había acabado de desayunar.

Asentí fuerte con la cabeza, mientras comía rápidamente y con energía el desayuno.

-¡Cuidado hija, que te vas a atragantar!- me reñía mi madre.

Mi padre me observaba feliz mientras tomaba su café.

-¿La niña está alegre, eh?- dijo mi padre con una sonrisa.

Rato después, cuando acabamos todos de desayunar, nos pusimos el bañador y salimos afuera. Hacia algo de frío, pero aún así tenia muchas ganas de ir. Mis padres se estaban poniendo los chalecos protectores para no ahogarse cuando vi algo.

Un chico se estaba ahogando en el agua.

Corrí hacia el, sin poder evitarlo, y me tiré al agua.

-¡Hija, pero que haces!- exclamó mi madre, pero yo no la oí y seguí nadando.

Llegué muy lejos nadando, y ya hacía tiempo que no tocaba el suelo con los pies. Pero, cuando llegué hacia el niño... No estaba.

¿No había un chico ahogándose?

De repente, mi mareo creció. Mi vista se volvió borrosa, y me costaba mantenerme a frote. Y al final, no pude, y me empece a ahogar en el agua. Mis padres nadaron hacia mi para intentar salvarme, pero sería inútil.

Poco a poco, el agua me arrastraba, y no sabía que hacer para evitarlo. Desesperada, movía los brazos y las piernas en un intento de volver a la superficie, pero me era imposible. Era como si algo me estuviese arrastrando, y quitándome el sentido.

Y al final, lo dejé. Sabía que iba a morir. No podía evitarlo. El agua ya entraba en mi cuerpo y me iba quitando el aire, haciéndome perder cada vez más el conocimiento. Cerré los ojos, sintiendo el agua sobre todo mi cuerpo, y que me arrastraba hasta el fondo del río...

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Espero que os haya gustado este nuevo capítulo. Se que es más largo de la naturalidad pero bueno, la inspiración viene como quiere. Es así.
Y ahora quiero deciros dos cosas:
Una, quería nombrar a una novela que me gustó y que me recordó a esta imagen: "Ghostgirl". ¿Os suena? Trataba sobre una niña que murió por que un osito de goma se quedó en su garganta. Es más dramático de lo que parece.
Y dos, os quería preguntar una cosa, ¿que preferís, que el próximo capítulo sea la segunda parte de esta, o que sea la tercera parte de la Saga de las Mariposas? Vosotros elegís. Tanto uno como el otro los tengo ya hechos, y me gustaría ver cual preferís más.

Cuento DibujadoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora