cap 9

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Una leve música que no reconozco suena desde algún lado, ¿Beyonce? no lo sé, pero me gusta. 

Conversaciones entre personas que no logro comprender ni identificar. ¿Dónde estoy? Casi no puedo moverme, o más bien, no puedo moverme. 

Llamo a todas las personas que conozco, pero mi boca no hace ningún movimiento. ¿Qué pasó conmigo? 

Abro los ojos como si una fuerza superior a la mía me obligara a hacerlo, tomo una enorme y desesperada bocanada de aire mientras miro hacia todos lados. 

En un pequeño sofá, mi madre lee un periódico mientras toma algo humeante que no logro identificar. De pie, cerca de una ventana, están Sonya y Kendall y ambas charlan animadas sobre algo. 

Por fin reconozco la música, es Rihanna cantando love the way you lie. Todos saben que me encanta.

Intento hablar, decir algo, pero la lengua me pesa, un dolor de cabeza por la luz se asoma y la garganta la tengo seca. Empiezo a desesperarme porque no comprendo nada, a ver, sé que estoy en un hospital y la enferma soy yo, pero necesito el contexto de por qué rayos estoy aquí pero mi cuerpo se niega a cooperar. 

Un pitido empieza a sonar por la sala. De pronto tengo 3 pares de ojos sobre mi y a lo poco, un grupo de enfermeras haciendo sabrá Dios que cosa. 

—Estarás bien mi niña. — Escucho a mi madre decir. Mis amigas salen de la sala y en breve me empiezo a relajar y a respirar mejor. 

—Yo llamaré a Jorge. —Escucho decir a Kendall mientras sale del cuarto. 

Los minutos pasan y un doctor viene a verme; mamá y la conversa mientras me toma la presión, la vista y me golpea las piernas... pero no siento nada ahí. 

—¿Mis... mis- piernass? — Es lo primero que logro decir. Mi madre me mira con ojos tristes mientras que Sonya me toma la mano. 

—No sé cómo te sientes ahora mismo, pero todos haremos lo imposible para que estés bien. — Mis ojos se llenan de lágrimas, no era la respuesta que esperaba, en lo absoluto. 

Kendall vuelve a la habitación y en silencio se une a las demás en mi cama. 

—Yo puedo encargarme Dr. Tapia, muchas gracias. — El médico asiente tras darle un breve apretón a mi madre en el hombro. 

—Sufriste un atentado hace casi 10 días. — Empieza a decir mamá. — Estabas con Jorge y alguien te disparó dos veces. — Casi me ahogo al escucharlo, ¿qué? — Uno de los disparos fue muy cerca de la espina afectándote algunos nervios. — Las lágrimas salen finalmente a borbotones, ¿por qué a mí? — Otra fue un poco más abajo y tuvieron que operarte porque tuviste un fuerte sangrado interno que te provocó un coagulo, el mismo fue hasta tu cerebro y por suerte lo encontraron a tiempo. Estuviste muerta ... 

Podía notar como a todos le impactó escuchar esas últimas palabras. ¿Cómo fue que mi vida terminó convirtiéndose en esto? 

—¿Volveré a caminar? — Mi madre suspira y en eso escucho pasos acelerados afuera de la habitación para finalmente aparecer mi amor. 

Una leve capa de sudor cubre su frente y trae la boca semi abierta como a quien le cuesta respirar. 

Se acerca a pasos lentos y mis amigas se alejan un poco dándole espacio. Se preocupa al instante al verme llorar, pero yo solo quiero que me abrace. 

—¿Me recuerda? — Pregunta cauteloso mirando a mamá. 

Ella asiente. — Al parecer la operación del coagulo fue satisfactoria y no hubo problemas con esa parte. 

¨ Esa parte¨ pero con otras si... 

Jorge traga saliva y vuelve a mirarme. —Pequeña, en serio lo siento. — Suelto a llorar aún más. 

—¿Me abrazas por favor? — No lo piensa dos veces y me envuelve en sus brazos. Aun no obtengo respuesta a mi otra pregunta, pero mientras no lo sepa, disfrutaré del calor de los brazos de mi alemán. 

Me besa la frente, las mejillas, las manos... mientras nos deja de decir cosas en su idioma que no logro entender. 

***

Mi hermano también llega y tras luego abrazarme, me echa una reprimenda por haber casi muerto. 

— La semana que viene ya podré saber los sexos. — Dice Kendall emocionada. — Así que necesito que la futura madrina de mis bebés se mejores para que me ayude con la revelación. — Me emociono y nos abrazamos una vez más. Sonya es quien más callada ha estado y solo interviene lo necesario. Mi madre, Jorge y Mario habla en un extremo de la habitación. 

Mi alemán no deja de mirarme de vez en cuando, pendiente a casa cosa que digo o si intento moverme. 

Casi una hora más tarde, todos se van excepto Jorge, quién se hace de un lado en mi camilla y yo cierro los ojos dejándome embriagar por todo él. 

—Ahora si huelo mejor, ¿verdad? — Intento bromear. Mama y una enfermera me ayudaron a higienizarme. 

El sonríe un poco. — Aunque hubiese olido así para siempre, te seguiría amando. — Le pego en el brazo de broma y el me estruja entre los suyos antes de ponerse serio una vez más. 

—Es grave, ¿cierto? — Pregunto refiriéndome a lo de mis piernas. 

Suspira. — Los médicos aun no lo saben. Deben hacer algunos estudios más para poder establecer un pronóstico. 

Se me estruja el corazón, pero no lloro, ya no. No volver a caminar nunca fue unas de las cosas que imaginé que podrían pasarme. Mis emociones están descoordinadas ahora mismo, no sé si siento rabia, dolor, tristeza, vergüenza... 

—Pero antes si quiera de que lo imagines, no te dejaré sola ni un segundo hasta que las cosas puedan cambiar. Y si esta vida no me alcanza para dar con los responsables de esto, continuaré cazándolos en la próxima. Eso te lo prometo, pequeña. 

Trivia. 

- ¿Quién o quienes creen que sean los involucrados? ¿La respuesta es muy obvia? 

¿Quién, de todos, es el menos probable que lo haya hecho?  

Tremendo Plost Twist se vieneeeeeee

Pd: no publicaré hasta mediados de marzo, quiero adelantar mi nueva novela. 

Señor... Quedése [#2]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora