Me Gusta Un Hombre Mayor

Capítulo 33

Eder llevaba días comportándose extraño, muy cortante y distante.
Ya ni siquiera me miraba a los ojos, ni me besaba. Todo parecía derrumbarse.

Eder llegó y como todos los días, directo a su cuarto.

-Eder, espera.

-¿Si?

-¿Que esta pasando? Estos últimos días has estado muy distante, ya ni siquiera nos hablamos.

-No pasa nada, Cecia.

-¡Por Dios! Ya deja de decir que no pasa nada, por que es más que obvio que si pasa. Dime, ¿acaso he hecho algo que te molestara?

-No, tu no has hecho nada. Pero yo si.
Quizá después de que te enteres, me odiaras. -Su mirada se hundía entre la tristeza y la desesperación.

-Eder... ¿Dime que pasa?

-Cecia... Tu y yo ya no podemos estar juntos. -Sus ojos se llenaron de lágrimas.

-¿Por que dices eso?

-Escucha bien lo que voy a decirte, pero recuerda que a pesar de todo, yo te amo. -Levantó la cejas. Colocó sus manos en mis hombros. -Ese día que Sofía me pidió que nos viéramos, yo acepté, por que quería aclararle que soy muy feliz contigo y que no quería verla más. Pero ella llevaba una niña de dos años, más o menos. -Sus lágrimas rodaban por sus mejillas, la presión aumentaba dentro de mi. -Y me dijo que esa niña... es mi hija.

Mis lágrimas inundierón mis ojos. ¿Han sentido como tu mundo puede desvanecerse en cuestión de segundos?
¿Ese terrible nudo en su garganta?
Pues así me sentía en ese momento. "Es mi hija" Esa palabra resonaba en mi cabeza.
Mi alma se partió en dos al escuchar eso. ¿Había sido engañada todo este tiempo? O, ¿Eder no lo sabía realmente? No se. Sólo quería escapar de aquí.

-Cecia... pequeña. -Dijo Eder acercándose lentamente hacia mi.

-No te me acerques. -Yo caminaba despacio hacia atrás, alejandome de el.

-Te juro que yo no sabía nada, por favor Princesa, créeme.

-Eder, por favor. ¡Alejate de mi! -Corrí rápidamente a mi habitación. Cerré la puerta con tanta fuerza que tuve suerte de que no se cayó.

Estaba destrozada. Realmente no se como expresar lo que sentía. Sólo me encerre en mi mundo y comenze a llorar. Eder tocaba la puerta y me pedía que le abriera, pero verlo era lo último que quería. Para mi suerte, si es que puedo llamarla así, las prácticas terminaban en un mes, pero no soportaría estar con la persona que me mintió un mes más. ¿Que haría todo este tiempo?
Saque mi celular mi celular y llame a mi padre.

Llamada con Papá:

-¿Papá? Hola.

-Hola cariño, ¿como estas? Justamente hoy iba a llamarte.

-Estoy muy bien Papá. ¿Puedo pedirte un favor?

-Claro mi niña, dime.

-¿Puedes ir al Instituto a hablar con la Directora? Ya no puedo continuar con las prácticas. No me siento nada bien aquí. Te extrañó. Extrañó a Delten y a mis amigos.

-Cecia, ¿esta todo bien?

-Si Papá, sólo que... ya no quiero estar aquí.

-¿Te han hecho algo?

-Papá, no. Sólo que ya estoy harta de las prácticas y todo. Por favor.

-Esta bien Princesa. Iré mañana mismo hablar con ella, ¿esta bien? Pero... ¿como vas a venirte? ¿Eder va a traerte?

-No. Manuel me dijo que este fin de semana iría a visitar a su mamá, le pediré que venga por mi.

-¿No están algo lejos?

-No se. Realmente no importa, sólo quiero irme. Te amo Papá.

Llamada terminada.

No estaba segura si la decisión que estaba tomando era la correcta, o no. Sólo sabía que no quería ver más a Eder. Jamás.
Eder seguía insistente en la puerta. Me acerqué y dude si abrir o no. Pero tal vez debía hablar con el y aclarar las cosas.

-¿Que quieres Eder?

-Hablar contigo. Por favor, sólo te pido que me escuches.

-¿Escucharte? Ya escuche demasiado Eder. No se que estaba pensando cuando creí que alguien mayor se fijaria en mi. Y bueno, ¿ahora que haras? Tienes una hija, debes hacerte cargo de ella. Y de su madre.

-Escucha, Cecia. Yo te amo, de verdad te amo, y el que esa pequeña exista no quiere decir que entre tu y yo haya algún impedimento.

-Si Eder, si lo hay. Mis padres se divorciaron cuando yo tenía ocho años, y duele demasiado. Esa pequeña no tiene culpa alguna, y lo mejor es que te hagas cargo de ella, y yo me aleje de ti, para siempre.

Cerre la puerta nuevamente y continúe llorando.
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