Karin se encontraba escondida en un hueco de árbol, temblando, con rastros de sangre sobre su cuerpo, la guerra había alcanzado a su aldea, apenas y había logrado esconder su chakra para esconderse, no podía pelear, al nivel del enemigo, que en cuestión de segundos masacro a su padre y madre delante de ellos, aun que solo había visto sombras, el impacto de una fuerte explosión la había hecho caer y perderos, después escucho gritos de sus padres, para ser tomada en brazos de la persona que más admiraba y quería.
- Esconde tu chakra.- aquel rostro cálido, que la había hecho tantas veces reír, que le decía lo mucho que la quería, que siempre estaría ahí para ella, se estaba despidiendo, le estaba diciendo adiós para siempre, un hilo de sangre corría por la comisura de sus labios y aun con eso le estaba sonriendo, ¡Le sonreía como si nada malo estuviera pasando!
Obedeció apenas cerrando muy fuertemente los ojos, deseando desaparecer, deseando que todo fuera una pesadilla, quería solo despertar y ver los rostros de sus padres, ver a sus amigos, ver a los vecinos, ver aquellas calles donde creció, pero todo eso solo eran recuerdos, recuerdos muy lejanos, no comprendía que había pasado.
- Pero miren lo que tenemos aquí – escucho la voz profunda de un hombre.
Al abrir los ojos se topó con la mirada de un hombre, que la miraba como analizándola, aterrada de no saber si era un enemigo, salió de su escondite queriendo escapar, pero fue sujetada de la pierna por otro hombre que la hizo caer al suelo, Karin podía sentir pánico, ya que la pinta de esos hombros no era nada buena.
- Es una uzumaki – hablo el que la tenía sujetada de la pierna.
- ¡Suéltame! – intentaba zafarse del agarre, pero era inútil aquel hombre la levantó dejándola boca abajo.
- Una sobreviviente, de la reciente masacre – hablo el segundo, relamiéndose los labios – podremos hacer mucho dinero con ella, los Uzumaki tienen habilidades misteriosas.
- ¿Cuánto nos darán por ella en el mercado negro? – pregunto el que la sujetaba, mientras Karin seguía luchando para poder soltarse.
- Si fueran dos, serian mejor, pero bueno por su cabello y color de ojos, se ve que es pura quizás si tuviera un niño aunque no fuera pudro subiría la cantidad, es muy posible que la usen para mezclarla con otros clanes, sabes a lo que me refiero – sonríe de manera perversa.
Karin se aterro ante la idea, que logro darle una patada, al hombre que la sujetaba, liberándola, intento ponerse de pie y correr, pero fue sujetada de su cabello.
- ¡ayuda! ¡dejen me! - comenzó a llorar, gritando por ayuda, rogando pro un milagro.
- ¡Maldita perra...- de repente se vio de nuevo en el piso, los dos hombres que planeaban venderla, habían desaparecido y en su lugar una serpiente gigante había aparecido.
Karin estaba completamente en shock ante esto, una mano salía de boca de la serpiente que en un movimiento se la trago.
- Pobre pequeña niña, asustada como un conejo indefenso, apunto de ser devorado.
De alguna manera Karin logro mirar al dueño de esa voz, un hombre de extraña vestimenta, de piel blanca como la nieve, cabello largo negro, de ojos amarillentos, que la miraba sin perder detalle.
- Te han condenado a vagar por siempre, pobre niña sin hogar, sin destino, lo has perdido todo – las lágrimas no dejaban de correr por las mejillas de Karin – pero aun puedes ser útil, ven a mi lado y te prometo que nadie te pondrá la mano en sima, solo yo – sonríe de una manera perturbadora.
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Un imperio perdido Uzumaki
ActionNarukarin Si la pareja no les gusta, no lo lean. Próximamente en edición. Después de la tercera guerra ninja, todo vuelve a la calma en medio de la destrucción o al menos eso parece. Tsunade la quinta Hokage acepta en su aldea a los miembros de Ta...