Capitulo 12.

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Depierto en una cama y con una de esas incomodas batas de hospital, miro a mi alrededor y vislumbro donde me encuentro es una comoda suite de hospital y en el sofá junto a mi cama se encuentra Augusto, le susurro para que abra sus ojos, se nota que no paso buena noche, de pronto un poco exaltada llevo rápidamente mi mano a mi vientre y esta semi plano, ¿y mi bebe? Trato de levantarme y un dolor punsante se apodera de mi, levanto las cobijas e inspeccionó es la cicatriz de la cesárea algo se complico y no se si mi bebe esta bien, intento ponerme rápidamente de pie, pero unos fuertes y cultivados brazos me detienen, no se en que momento desperto Augusto ni como esta a mi lado tan rapido.
-tranquila mi amor- me susurra poniendome de nuevo en la cama.
-y mi hija?, que paso con ella?- le digo asustada, el me acaricia el rostro y sonrie,-es hermosa, como tú y esta bien pronto la traerán- me dice besando mi frente, mi cuerpo se relaja al instante no me había dado cuenta lo tensa que estaba, le sonrio de vuelta y acaricio su hermoso rostro, el cierra sus ojos y se relaja bajo mi tacto, sus pestañas forman una sombra en sus pomulos, no me habia dado cuenta cuan largas eran, y cada vez que veo al hombre junto a mi, me siento realmente afortunada, es hermoso parece todo un Dios Griego, al cabo de unos minutos las puerta de la habitación se abre y entra una enfermera con mi hija y la pone en mis brazos es realmente hermosa, Augusto dice que es como yo pero no, se equivoca es igual a él tiene sus ojos sus pestañas toda ella es tan perfecta como el, Augusto se sienta junto a nosotras y besa la frentesita de nuestra hija y ella bosteza formando una pequeña O con su pequeña y linda boquita, Augusto se acerca a mi y besa mi frente y con sus ojos cristalizados por lágrimas no derramadas susurra a mi oido -gracias mi amor por darme este regalo, por fin me doy cuenta por lo que estoy vivo y es por ti y nuestra hija- yo sonrio y beso la comisura de sus labios y nuestra princesa reclama atención yo sonrio y beso su pequeñita nariz y al cabo de unos minutos mi pequeñita se duerme y me quedo contemplando la perfección de este pequeño ser y me doy cuenta que aunque Augusto no hubiese regresado a mi, yo hubiese echo todo por este pedacito de cielo, y caigo en cuenta que viviría para ella para mi hija, no me hubiese importado obstáculo alguno, ella se convirtió en mi vida es la gravedad misma, mi pequeña, mi hija......

-------------------------------------------------------------Este capitulo va dedicado a todas esas madres dedicadas que dan todo por sus hijos, sin importar edad ni condición y aun asi han sido capaz de vivir por alguien más, y luchar por ellos, recuerden no importa la edad ni la situación UN HIJO JAMÁS SERÁ UN ERROR...

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⏰ Última actualización: Mar 11, 2016 ⏰

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