Capítulo IV

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Al despertar mi primer pensamiento es él.
De nuevo la rutina. Pero recuerdo que hoy nos reuniremos Samanta, Felipe y yo, y eso me hace sentir un pequeño alivio, porque estaré a su lado oliendo esa deliciosa esencia de hierbas, y mirando por sus ojos bellos que me elevan.

Rato después al llegar a la Universidad alguien me tapó los ojos. Eran una manos tibias, suaves, algo así como lo perfecto.
-¿Quien eres?. -Pregunté.
-Quien crees.
Era esa voz que me eriza hasta el ultimo vello de mi piel, era Felipe.

-Ho, Hola. -Dije, con voz nerviosa.
-Lista para el gran trabajo de hoy.
-Si, claro. (Moría por decirle que no había pasado si quiera un momento en el que no hubiese pensado en ello).

Pasó la jornada, y caminamos los tres juntos hacia la casa de Felipe.
Al llegar vi su casa. Era grande, y tan hermosa. De un color azul pastel, de dos pisos y gran amplitud al parecer.

Nos invitó a entrar y tomar asiento.
Si que era grande y espaciosa.

-¿Empezamos?. -Dijo Samanta.
-Claro... . -Respondió Felipe.

Mientras hacíamos el trabajo nos fuimos conociendo, se siguieron cruzando las miradas fijas y brillantes entre él y yo.

Pasaron unas 6 horas, hasta acabar el trabajo.
-¡Nos quedo perfecto!. -Dijo Felipe, a la vez que me miraba.
-Creo que si... -Le dije.
Unos 5 segundos de miradas, y...
-Adiós. -Me despedí, retirando mi mirada de la suya y deteniéndola en el suelo.  -Ya es tarde. Nos veremos el jueves.
Samanta asistió con la cabeza y me abrazo, como despedida.
Él me beso la mejilla, mientras unas terribles cosquillas invadían mi cuerpo, la Felicidad se apoderaba de mí.
Le regrese el beso, y sabrá Dios que habrá pasado por su mente.

De regreso a casa solo pensaba en eso. Solo fue un tonto beso en la mejilla, pero al fin y al cabo un beso después de todo.

Solo llego, entro a mi cuarto como siempre, pero esta vez no a dormir, sino para escuchar la canción que me lo recuerda.
Mientras risas penosas pero muy alegres salen de mi. Abrazo mi almoha fuerte mientras sonrió y canto.
Hasta finalmente encontrarme dormida.

El miércoles al amacer me doy cuenta que no lo veré en todo el día.
Pero tengo la moral alta. Canto, bailo y grito como una completa loca. Si, Loca de amor por él.

Lagrimas De Amor.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora