Shiro (4)

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Siempre le precede lo mismo: gritos de dueño, patada a la puerta y aura de superioridad. Tenía que haberme esperado que no se quedaría quieta. Todo el grupo la mira con hostilidad. Ya nos ha dado bastantes problemas anteriormente. Hasta Mikan parece molesta, ya que su gesto facial ha pasado de expresar sorpresa a claro enfado. La bota negra baja lentamente y ella entra. Como siempre lleva uno de sus vestidos de falda corta y marcado escote. Como diría Manuel si se tratara de otra persona: "va vestida para atontar a su presa". Ambas orejas llevan un par de pequeños aros junto a un tercero en la parte superior de la izquierda. Y como no, su tatuaje de la trifuerza de Zelda con la ocarina debajo bien visible en su hombro. Es increíble...

Les lanza una mirada de desprecio a los chicos (como quien mira a los muebles en una tienda para conseguir mejor precio) y acaba clavándola en Mikan. Sus ojos verdes parecen lanzar rayos de puro odio condensado. Ay... si las miradas mataran ambas habrían caído fulminadas porque Mikan no se corta y se la sostiene. Verla así me hace pensar que cuando no soy el objeto de su enfado está guapísima así de seria... Estoy loco si empieza a gustarme eso...

-¿Qué haces aquí Lorena? -dice Manu rompiendo el pesado silencio-. Sabes perfectamente que no puedes venir y entrar aquí. Es un espacio restringido y limitado a personal.

-Creía que te lo habíamos dejado claro la última vez, además de ser más educados de lo que deberíamos haber sido...

Ahora ha sido Hugo. Y el problema es que su tono es el mismo que usa cuando busca pelea o le provocan para que entre en una. Bokuto y Daichi se mantienen al margen, sin decir nada, pero sus miradas son de lo más expresivas. Haciendo caso omiso de mis dos amigos, Lorena abre la boca y suelta sin cortarse un pelo:

-¿Quién es esta cerda Xabi?

Joder su voz destila odio y furia contenida... Antes de que pueda responder Mikan se ha levantado y, apoyando ambas manos en sus caderas, la encara con una sonrisita descarada y la voz cargada de mala leche.

-Creo que es obvio quien soy, guapa, y he sido invitada a entrar a diferencia de ti. Que por lo que he oído ni si quiera eres grata por aquí, ¿no?

-Pues mira, lista, que no me parece tan obvio. Y la opinión de esos patéticos perdedores me es completamente indiferente y me la paso por donde me apetece...

El ambiente se está tensando... y mucho. Bokuto no para de lanzarme miradas de desesperación. Lo suyo no son esta clase de ambientes tensos. Al menos los que se dan entre las mujeres, como es el caso. Daichi parece suplicarme con la mirada mientras trata de sujetar a dos coléricos Hugo y Manu. Creo que me toca intervenir o correrá la sangre.

Con lentitud calculada me levanto y me acerco con gesto molesto en el rostro. Lorena me ve de reojo y sonríe maliciosamente. Pobrecilla, se debe de creer que pienso poner en su sitio a la rubia que la encara... lo pálida que se pone cuando sujeto a Mikan por la cintura, la acerco a mí y la beso con dulzura.

-Por si sigues sin pillarlo -digo tranquilamente-. Ella es la chica que tiene mi corazón y de la que estoy enamorado. ¿Te vale o tengo que decirlo más claro?

Del blanco de la sorpresa pasa al rojo de la ira en escasos cinco segundos. Levanta una mano de manera amenazadora pero acaba saliendo a toda pastilla. El jefe, que estaba en la puerta sin saber qué hacer, nos pide disculpas y cierra. Todos soltamos un suspiro. Me dejo caer en el puf. Mikan se queda de pie.

-¿Quién era? -pregunta con un tono serio grabado en la voz.

-Lorena... la peor plaga que puedas encontrar en esta ciudad... -el tono de manu está cargado de cansancio y resentimiento.

-Es la diva de la universidad. Se cree que es como un instituto pero con más gente a la que engatusar. Engreída, niña de papá y, por desgracia, poseedora de una inteligencia tan afilada como una katana. He igual de peligrosa...

Hugo asiente, emitiendo algunos gruñidos, dando su conformidad a la descripción de Daichi.

-Le arrancaría la cabeza a quien se opusiera a sus deseos... y le encanta ser la líder de todo grupo y el centro de atención. Sea como sea...

-Parece como si la conocieras Manu.

-¡Como para no! hasta el instituto éramos amigos y vecinos.

-Y... ¿qué quiere de Shiro?...digo, de Xabi -dice Mikan sentándose a mi lado.

-Meterlo en su cama -dice Bokuto sin rodeos.

Mikan bufa y mientras se ata el pelo en un moño (que por cierto me encanta como le queda así) dice:

-La oí decir eso antes del concierto, así que no me sorprende. Aunque pensaba que era una simple fan algo bruta.

-Pues ya puede ir desistiendo -digo con una sonrisa y soltando una carcajada.

Todos me miran sonrientes, salvo Mikan que me observa algo confusa. Ya lo suponía, siempre que se enfada no ve ni oye nada a su alrededor salvo el objetivo de su ira. Es como una furia de la mitología griega. Un huracán de proporciones bíblicas. Me hago el loco mientras me pregunta por qué debe desistir. Todos y cada uno de mis amigos aguantan como pueden al mismo tiempo que sus cuerpos tiemblan de la risa contenida. Al final Bokuto no aguanta y ríe a carcajada limpia, cayendo al suelo y retorciéndose como una zarigüeya. Yo sigo haciéndome el sueco y bebo cerveza. Mikan empieza a darme golpecitos con los puños cerrados en el hombro como una niña pequeña, apretando los ojos con fuerza y frunciendo el ceño. Cuando considero que ya he jugado lo suficiente la atraigo hacia mí, la miro a sus confusos ojos azules (unos ojos que he añorado tanto tiempo) y, como quitándole importancia, digo:

-Por nada en particular... Es solo que... como estoy enamorado de ti pues...

Mikan abre los ojos como nunca antes le había visto hacer y se sonroja como un tomate. Empieza a balbucear buscando algo con lo que responderme. No la dejo encontrar las palabras. Por enésima vez la beso, en esta ocasión sujetándola por la barbilla. Ella me corresponde tras un par de segundos de sorpresa momentánea. Nos dejamos levar por la pasión. Nada sucede a nuestro alrededor. Los chicos empiezan a silbar y vitorear. Se oye un "iros a un hotel" con la voz de Hugo. Tras un rato empiezo a separar mis labios solo para encontrarme con un pequeño mordisco en mi labio inferior. Se aparta y me guiña un ojo mientras me pellizca el culo sin que el grupo lo vea. Sin tiempo para reaccionar Manu se acerca y nos da dos cervezas muriéndose de la risa. Suelta una de sus raras bromas y Mikan se parte la caja a la vez que yo empiezo a reubicarme en el espacio y el tiempo.

El ambiente vuelve a ser igual que antes de la irrupción. Hugo y Manu se tiran unos largos diez minutos interrogando a Mikan sobre sus gustos. Oigo un mini chillido de histérico proveniente del trío. Dios mío... al parecer están viendo el mismo anime shojo... La que he liado. Por suerte Daichi saca su caja de "Sí señor Oscuro" y empezamos a jugar una partida loquísima. Entre cervezas, risas, escusas inverosímiles de Bokuto e interrupciones puñeteras vamos gastando energías.

Pero para mí solo hay una luz y esa la sonrisa de Mikan. ¡Joder! Estoy tan feliz que ni siquiera puedo creer que acabe de declararme. Bendita vida...

Amor en sus dos carasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora