Mikan (4)

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Me duele la mandíbula de tanto reír. Joder, todos y cada uno de ellos son geniales. Hacía tiempo que no me lo pasaba tan bien. Manu y Hugo son la bomba, han estado preguntándome si leo o veo manga, anime, cartoon,... lo que sea. Y, cuando he dicho que me encanta Strobe Edge de Sakisaka han soltado un chillido que hasta yo calificaría de "extremadamente femenino". A pesar de su pinta de tipos duros me han dicho que lloran viendo animes del género shojo. ¡Son la bomba! La partida que hemos echado también ha sido divertida. Empiezo a pillarle el punto a la hiperactividad de Bokuto. Y eso que ni llevo un par de horas con él. Algo que puedo notar constantemente, y que hace que me sonroje, es que Shiro no me pierde de vista. De vez en cuando le he guiñado el ojo, como si fuera un gesto cómplice. ¡Hasta yo estoy sorprendida de que le haya tocado el culo! ¡¿Qué diría Ana si me hubiera visto?! Ais... estoy llena de felicidad y no puedo evitar sonreír como una idiota.

Noto como mi móvil se agita a base de avisos de mensajes. Miro y es Ana. La leche sí que se ha emocionado con la foto de Shiro.

Ana: ESE ES SHIRO??? PERO SI SÓLO HAN PASADO UNOS MESES!!!!

Ana: Joder, pero si está como un queso...

Ana: Pero ya te ha dicho algo o no?

Ana: No me ignores cabrona!!!

Ana: Deja de darle besitos y hazme un poco de caso! :_P

No puedo evitar reírme maliciosamente. La verdad es que molestar a Ana me encanta. Desde hace un tiempo (puede que tres meses) que la uso para desahogarme. Faltando Shiro se volvió en mi apoyo para seguir buscando y mi confidente. Somos las únicas del grupo que sabemos lo de la farsa y eso nos ha unido.

Yo: Hola celosilla! :)

Yo: Seguro que has mojado las bragas al verle

Yo: Eh putón? :P XD

Tarda un par de minutos en ver los mensajes, pero su respuesta es veloz como el rayo.

Ana: Mira que eres hija puta.

Ana: Menos mal que estoy con el grupo de fiesta

Ana: Si no te mataba por tenerme esperando tanto rato

Yo: No habrás abierto el pico, verdad?

Ana: Eres idiota? Por supuesto que no!

Yo: Eso espero... no quiero que haya malentendidos...

Ana: Bueno...

Ana: Pero ha dado alguna explicación o qué?

Yo: No... aún no...

Yo: No ha habido posibilidad de todas formas aún XD

Yo: Pero...

Ana: ?

Ana: Pero?

Yo: Resumiéndolo mucho porque hay mucho que contar... me ha dicho que está enamorado de mi... >////<

Ana: ...

Ana: P-p-p-p-p-p-pero eso es increíble! Es decir

Ana: Me esperaba algo así por lo de besarte pero... joder!

Ana: Tía... tienes que decírselo. Lo que me comentaste antes de que desapareciera.

Ana: No creo que puedas tener mejor oportunidad que ésta

Yo: Sí, ya lo había pensado...

Ana: Pues no te lo pienses y hazlo

Ana: Ya me lo comentas mañana, vale?

Ana: Que no quiero que estos piensen nada raro

Yo: De acuerdo, hablamos

Yo: Y no te preocupes... que estoy algo "felina" :3

Ana: Miedo me das... XD

Guardo el móvil y veo que están recogiendo todo. Desde los botellines de cerveza vacíos hasta las guitarras y el bajo. Bokuto hace malabares con sus baquetas mientras hace que toca, muy concentrado, una batería invisible al ritmo de una canción en sus auriculares. Daichi está pasando un paño por su teclado antes de guardarlo. Todos parecen más cansados, como si todo el esfuerzo de las horas anteriores y del día los hubiera golpeado ahora. Shiro se me acerca con su guitarra al hombro, el pelo suelto y con una bolsa de plástico, donde supongo que tiene su camiseta del capitán América. Un fugaz recuerdo atraviesa mi mente de pronto. ¿Fui yo la que le regaló esa camiseta? En mi cerebro se forma la imagen de un cumpleaños, creo que cuando llegó a los dieciocho, donde le doy esta prenda. Aún la conserva... No puedo evitar ponerme ñoña.

Vuelvo al mundo real y le oigo explicarme algo:

-... y como no tenemos actuación hasta dentro de tres semanas nos toca llevarnos las herramientas del oficio a casa, salvo la batería que es del local.

-¿Bokuto no tiene batería aún?

-Ya quisiera él -dice riendo-. Salen carísimas en este momento y su bolsillo tiene un fondo muy justo.

-Más o menos como él, ¿no?

Los dos nos reímos esta vez, cómplices. He echado de menos este Shiro. Hacía tres años que no era el mismo. Se había distanciado y vuelto algo huraño. Quedaba poco y cuando lo hacía apenas hablábamos. Ahora me queda claro que me evadía, pero dudo que estuviera enamorado de mí desde hace tanto. Es decir, nos conocemos desde el instituto y siempre hemos sido buenos amigos. Pero no puede ser que...

-Shiro, yo...

-Mikan, yo...

No reímos de nuevo. Mira que somos tontos. Le hago un gesto, indicándole que hable él primero.

-A la vez.

Asiento. Esa vieja costumbre de comprobar si pensamos lo mismo en el mismo instante. Creo que se nos ocurrió a las cinco semanas de conocernos, ya que siempre empezábamos a hablar a la vez y nos cortábamos para acabar discutiendo sobre quién debía ir primero. Cuenta hasta tres con los dedos y:

-¿Puedo quedarme a dormir en tu casa?

-¿Quieres quedarte a dormir en mi casa?

No ruborizamos y él aparta la mirada a un lado y yo agacho la cabeza. Lo dicho. Somos tontos de remate. Intento superar esta puñetera vergüenza repentina pero Shiro se adelanta.

-Es que... como no he visto que llevaras equipaje he supuesto que no tenías dónde alojarte así que... -se está tapando la mirada con su flequillo otra vez, me encanta.

"Espabila boba, está esperando una respuesta". Gracias cerebro.

-¡Sí! Digo, no... es decir... -bravo premio nobel-. Quiero decir que no cogí ninguna habitación en un hotel y que acepto tu invitación.

No puedo resistirme y le aparto los mechones de pelo que le tapan la mirada. Dejo caer mis dedos con suavidad, haciendo una ligera caricia en su rostro. Él sonríe. Ais... cuánto he echado de menos esa sonrisa que me quita toda preocupación y malestar de encima.

-Bueno... ¿nos vamos?

-Cuando quieras -río y me agarro a su brazo izquierdo-. Tú eres el anfitrión , ¿no?

Salimos del local tras despedirnos del grupo y sintiendo sus miradas maliciosas en nuestras nucas. Nos adentramos en la noche de la ciudad. Está todo tan silencioso... Pero en mis oídos noto el retumbar de mis latidos. Tengo el corazón a máxima velocidad y no puedo evitar ruborizarme. No puedo creerme que esté de esta manera con Shiro, ni todo lo que ha sucedido en las horas anteriores. Es un sueño...

Uno del que no quiero despertar...

Amor en sus dos carasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora