¿Escuchaste eso?

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Harry termino durmiendo por la mayor parte de lo que quedaba de la noche, despertando solo una vez porque estaba mojado y con sed y después se quedo dormido de inmediato. Severus había decidido transfigurar una caja vieja en una pequeña cuna y la puso al lado de su cama. No le molestaba que Harry durmiera a su lado, pero no quería que el niño se acostumbrara a hacer eso todas las noches, porque si lo entregaba a una agencia de adopción, sabía que nadie dormiría con el, así que Harry tendría que acostumbrarse a dormir solo. Él se aseguro que la cuna tuviera un colchón grueso y una calida manta, porque el apartamento a veces se volvía muy frío y puso al Profesor Calladito en la cuna junto al bebé.

Harry ya se había vuelto apegado al oso y había gemido cuando se había perdido de vista. Eso hizo a Severus feliz y triste por ver tanta devoción por un simple juguete. Claramente, el niño no había conocido mucha felicidad en su corta vida y lo hacia ponerse furioso el pensar en la malvada gente que había puesto a Harry en el pesebre. Ellos no debían tener corazón y por eso eran tan crueles.

Mañana le daría al chico un baño, ya que incluso los Hechizos de Refrescamiento tenían sus límites y él tenia que pensar seriamente en el futuro de Harry. Él también necesitaba ir de compras, por comida, que hacía en el supermercado Muggle, y por ropas, que normalmente hacia en el callejón Diagon, que ahora estaba cerrado por las festividades. Así que tendría que ir a una tienda de departamentos Muggle por ropa para Harry. Quizás habría alguna oferta después de las fiestas, pensó. Recordó vagamente que su mamá siempre lo llevaba de compras al día siguiente de cualquier festividad porque allí había ofertas.

Pero ahora, sin embargo, Severus no quería nada más que acostarse con un buen libro, leer un poco, y luego dormir. Así que eso es lo que hizo, dándose el gusto por una vez.

Harry despertó sintiéndose mucho mejor la mañana siguiente, y después de las pociones de la mañana, Severus lo alimento con sopa de pollo con pequeños trozos de pan remojados en ella y mas leche. Harry ansiosamente se bebió todo el biberón y la sopa, y ahora Severus comprendió lo que había querido decir la sanadora Faolin cuando le había dicho que Harry probablemente no estaba sintiéndose bien cuando intento alimentarlo antes. El Nuevo y hambriento Harry era muy fácil de alimentar, él abría la boca rápidamente y se quedo mirando el plato cuando se acabo.

Severus cuidadosamente le limpio la boca con una toalla, "Eso es suficiente por ahora. Te puedo dar más después. Ahora necesitas un baño, diablillo. Con urgencia." El levanto a Harry de su regazo y lo llevo al fregadero, porque el apartamento no tenía una bañera.

El fregadero no era muy grande, pero serviría como bañera para el niño. Severus cuidadosamente le puso una pequeña toalla en el fondo y comenzó a llenarla con agua añadiendo un poco de jabón suave, una esponja y patito de goma que había transfigurado de un corcho.

El probó el agua con una mano antes de desvestir a Harry y gentilmente meterlo al agua.

Al principio Harry gimió y se puso rígido, porque todos los baños que recordaba eran muy fríos, pero la calidez del agua y las manos de Severus sosteniéndolo lo calmaron. El golpeo el agua con una mano, y descubrió que el patito se movía y el agua giraba encima.

"Tranquilo, no salpiques hasta que termine de lavarte," le advirtió su cuidador, mientras cuidadosamente le echo jabón a la esponja (era una que utilizaba para lavar frascos claro que la había enjuagado muy bien) y comenzó a bañar al bebé.

Harry sonrío y burbujeo mientras lo bañaban, descubriendo que la esponja se sentía muy bien en su piel, tan diferente del áspero paño con que la tía Petunia lo lavaba. Esta no era áspera, no hacia que su piel doliera, el jabón olía a almendras y miel.

Dejado en un pesebreDonde viven las historias. Descúbrelo ahora