Una Navidad para recordar

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24 Diciembre de, 1991:

El algún momento en las primeras horas de la madrugada, Harry despertó con un terrible dolor de cabeza y una urgente necesidad de encontrar el baño más cercano. Pero cuando tiro atrás sus mantas y trato de levantarse, encontró que su pierna izquierda no podía sostener su peso, y cayo de vuelta a la cama con un golpe y dio un grito de sorpresa y dolor.

Eso despertó a Severus, que estaba dormido en la otra habitación, y había dejado encendida una lámpara en la habitación de Harry. El Maestro de Pociones se levantó de golpe y corrió a la habitación de Harry. "¿Harry? ¿Qué sucedió? ¿Te caíste?"

Encontró a su hijo sentado en la cama, haciendo una mueca y sosteniendo su rodilla. "No recuerdo haberme lastimado la rodilla. No puedo caminar, Papá," le dijo, con un tono de pánico en su voz.

Severus se apresuró hacia él. "¿Porque estabas tratando de levantarte de la cama hijo?"

Harry se sonrojo. "Yo. . .err. . .necesito el baño. Y la cabeza me duele otra vez."

"Te lastimaste bastante la rodilla. La arregle lo mejor que pude, pero no debes caminar en ella. Veras a un sanador apenas llegues a la mansión," dijo Severus, pensando preocupado que quizás la contusión era peor de lo que había creído. "Por ahora, puedo darte una mano. O aún mejor, puedo llevarte."

"No, ¡puedo caminar si me ayudas!" protesto Harry, luego chillo cuando Severus lo levanto de la cama tan fácilmente como si no pesara nada y lo acarreo a través de la habitación hacia el baño. Harry no era un chico de once años demasiado grande, todavía no crecía mucho, y a menudo se saltaba comidas en la escuela, especialmente en el último mes, así que era más ligero que el típico niño de su edad. Y Severus era bastante fuerte por transportar calderos y revolver pociones por horas y horas, aunque su cuerpo delgado no lo demostraba.

"Volveré en tres minutos," dijo Severus, dejando a su hijo frente a la taza de baño.

Harry solo asintió con su cara roja. Esto es lo que sucede por volar en una tormenta, maldito imbécil,se retó a sí mismo, apoyándose contra la pared un momento. De seguro no volvería a hacer eso en el futuro.

Severus volvió a los tres minutos y llevo a Harry de vuelta a su cama. "Ten, toma más poción para el dolor de cabeza," el Maestro de Pociones le paso a Harry un frasco verde.

Harry lo hizo, haciendo una mueca ante el sabor, pero era mejor que la Poción para todos los dolores. Esa le daba ganas de vomitar. Después de eso, Severus lo ayudo a acostarse, y puso su rodilla mala sobre una almohada. Harry claro está, estaba bien despierto, y no podía volver a dormir. Sus ojos se posaron en la ventana, donde la nieve caía lentamente.

Fue en esos momentos que vio su Phoenix apoyada en la esquina, entera y sin daño. "¡Mi escoba!" exclamo. "¡No esta rota!"

Severus meneo la cabeza. "De alguna manera sobrevivió el choque. Salvo por una que otra ramita torcida, pero eso puede reparase con facilidad. Tuviste suerte, Harry. Mucha suerte."

"Lo sé," Harry dijo con sentimiento. El jamás olvidaría el momento justo antes de chocar con el árbol, había sido una fracción de segundo de un miedo horrible y shock y luego nada hasta que despertó y vio a su padre a su lado. Nunca había estado tan aliviado de ver a alguien en toda su vida. Se movió un poco, tratando de ponerse cómodo. Era difícil, porque le dolía todo, peor al final logro encontrar una posición semi confortable, yaciendo de medio lado, mirando a Severus.

"¿Necesitas un Hechizo Acolchado bajo tu pierna?"

"Uh . . .sí."

Severus lo lanzo en dos segundos.

Dejado en un pesebreDonde viven las historias. Descúbrelo ahora