Capítulo 7

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Vamos acomodándonos en nuestros puestos. El sombrerero se acerca a los guardias.

-¿Saben? Esto de la neblina no me gusta mucho, hace que todo sea tan deprimente...- les dice. Los guardias lo sobran. Uno de ellos es gordo, muy gordo y el otro también. Uno está vestido de blanco y el otro de negro... espera un segundo... ¡Son damas! ¡Los soldados de la reina son un jego de damas! Me fijo en las baldosas. Tal como lo imagine: las baldosas son cuadraditos negros y blancos, el tablero.

-¿No pueden hacer nada para quitarla?- sigue.

-Vete- dice uno de los guardias como escupiendo las palabras, el de negro.

-¿Quieren un truco de magia?- los guardias ponen los ojos en blanco a la vez -vamos, yo sé que estar todo el día acá parado es sumamente aburrido asi que no les vendría mál un poco de diversión- no dicen nada.

El sombrerero hace el típico truco de "quitarse el pulgar". Y como me lo esperaba: los guardias se sorprenden.

-¿Cómo haces eso?- le preguntan.

-Un mago nunca revela sus secretos- dice, con voz misteriosa.

-Hacelo otra vez- dice el de blanco.

-Está bien- sombrerero lo repite.

-Ooh- exclaman los guardias a coro.

-¿Tienes otro truco?-  le pregunta el de negro.

-Por supuesto- responde el sombrerero. Ya no me fijo en el truco que les muestra, si no que estoy viendo cómo Lirón entra en el castillo. Bajo la cabeza para que no me vean sobre el arbusto y me escondo detrás. Al lado mío están la liebre de otoño, el conejo y el sabueso. Creo que algo nerviosos o ese es su estado de vigilancia.

Espero a que pasen unos minutos hasta que veo a Lirón salir. Se acerca a nosotros en cuestión de segundos.

-Hay muhos pasillos y en todos hay guardias menos en uno, pero está totalmente oscuro y parece no tener fin. Si quieren entrar de todos modos a ese , van a tener que trapar por una ventana que da a la entrada de ese pasillo, aunque parece más un túnel.

-Entraremos por ahí- digo.

-Está bien- dice Lirón.

El perro y yo avanzamos hacia el  castillo. Yo voy a "cuatro patas" para que nadie me vea. Por suerte la maleza es alta asi que hay muy poca probabilidad de que nos vean. El castillo es de piedras y hay algunas sobresalientes asi que va a ser facil trepar, pero me doy cuenta de una cosa: Bayard no puede trepar, es un perro.

-Lo siento, Alicia- me dice.

-Encontraremos otra forma de entrar.

Me siento a pensar. Observo el castillo. Es gigante. Aún más que el de la reina roja. Miro las piedras de la pared y mientras pienso cómo vamos a entrar, visualizo algo diferende en las piedras del muro: hay un rectángulo de piedras mas pequeñas que todas las demá rocas que cubren el castillo. Me acerco y las presiono. Algunas de ellas ceden. Presiono con mása fuerza hasta que todas las pequeñas piedras de ese rectágulo caen hacia el interior. Espero no hacer mucho ruido. El sabueso y yo nos miramos, yo sonrío y el asiente.

-Es mejor que nos apuremos- exclama. Tiene razón. Penetramos en el oscuro pasillo. Es como lo dijo Lirón: no se ve nada. Nos dirigimos hacia la izquierda.

Después de caminar una hora aproximadamente divisamos un punto blanco. Luz. Aceleramos el paso. El punto se va haciendo cada vez más grande hasta que nos damos cuenta de que es una puerta que da a un patio. Nos ponemos cada uno de un lado de la puerta y yo miro hacia el interior: una chica de pelo negro, piel pálida y vestido también negro. La reina oscura, Charlotte.



La Reina Oscura (Alicia en el país de las maravillas 2)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora