Capítulo 9

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El sol era bastante fuerte y justo daba en mi cara. Lentamente abrí mis ojos para luego examinar el lugar, no estaba en mi casa ni en la casa Lourdes, al mirar al costado veo a un Harry con el pelo revuelto acostado boca abajo,su boca estaba abierta y dejaba caer un poco de saliva manchando la almohada. Estaba muy sereno, se veía tierno, sus facciones ya no eran duras sino relajadas. Me tomé la libertad de admirar su espalda desnuda y sus tatuajes en su brazo izquierdo, en su antebrazo derecho traía tatuado un águila. No se la había visto, juraría que tenía otro tatuaje en ese lugar.
Harry despertó, me vio y sonrió.

-Buenos días - me dio un beso en la mejilla.
-Buenos días.
-¿Estas mejor?
-Si, algo mejor. Más calmada.
-¿Vas a enfrentarte a tu padre?.
-Si, lo haré.
-¡Eso es! ¿Tienes hambre?
-Algo.
-Ok, vamos a desayunar. - se puso un pantalón de gimnasia y fuimos a la cocina.
-Déjame cocinar a mi.
-No, eres mi invitada, otro día podrás cocinarme lo que tú quieras. ¿Huevos revueltos con tocino?
-Huevos revueltos con tocino será.

Harry sacó la sartén puso un poco de aceite y comenzó a preparar el desayuno.

-¿Café, té o leche con chocolate?
-Yo café.
-Yo leche con chocolate.
-He dejado de tomar eso desde que era una niña.
-De lo que te pierdes.

Una vez listo, Harry sirvió mi café en una taza y él la leche con chocolate fría en un vaso, colocó los huevos y el tocino en un plato grande junto con los cubiertos y una servilleta.

-¡Mmh! Esto esta muy bueno.
-Gracias, vivir entre mujeres me hizo multieficiente.
-Mira el lado bueno, no vas a depender de alguien, la gran mayoría de los chicos que conozco son contados con los dedos de una sola mano los que saben cocinar.
-Es verdad, los hombres son pocos los que cocinan.

Terminamos el desayuno me di una ducha rápida, me vestí con la misma ropa de ayer.
Harry ya se había bañado, traía el pelo mojado.

-Muchas gracias por haberme dejado quedar aquí.
-Esta bien.
-Adiós. - le di un beso en la mejilla y me fui de ahí hasta casa.

Bajé del coche, se escuchaban gritos desde mi casa; mamá gritando fuerte. Suspiré profundo y entré. El ambiente era pesado, lágrimas, gritos, golpes a objetos inanimados, al lado del sofá había una maleta abierta con todas las cosas de papá ahí. Mamá arrojaba sus pertenencias a la maleta con furia, él quería pararla pero era imposible.

-Susan.. por favor -suplicó. Ninguno de los dos sabía de mi presencia aún.
-¡Susan una mierda, Charles!-Gritó. Ver a tus padres así duele hasta lo más profundo del alma. Mi madre giró y logró verme, su mirada estaba tan triste, sus ojos hinchados, estoy segura que ha llorado toda la noche. Papá también me vio, se acercó lentamente a mi a tomar mis manos pero yo deshice nuestra unión en un movimiento brusco haciéndole entender que estaba molesta con él. - ¡eres un hijo de perra, te odio, vete de esta casa y nunca más vuelvas!
-Hija- me miró buscando algo de esperanza en mí.
-Has lo que mi mamá te diga, vete, a mi también me hace mal esto. Vete, no quiero más líos.

Mamá seguía arrojando las cosas de papá a la maleta.

-Déjame explicarte, por favor-Suplicó mi padre.
-Esto se acabó. Quiero el divorcio.
-Esta bien- acomodó sus cosas y luego cerró la maleta- haré los trámites que sean necesarios Susan.
-Lo que sea, sólo vete. -Una vez más, papá se marchó. Mi madre se encerro en su habitación a llorar, a descargarse y yo sólo me dediqué a leer un libro en mi cuarto.

El ambiente no estaba de lo mejor, mi madre seguía sin salir de su habitación.
Mi teléfono vibró, era un mensaje de Louis.

Victoria, se que no es un buen momento pero creo que te hará bien salir un rato. ¿Quieres venir a mi casa? O vamos a algún lado. Sí dices que si te vengo a buscar en 20 minutos.

Diablo |H.S|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora