Capítulo 20: «La Aldea de Porcelana»

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Capítulo 20: La Aldea de Porcelana

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     𝖀na vez que salieron de la Madriguera, lo primero que los niños vieron fue un enorme cartel colorido cuyas palabras decían así:

 «¡Bienhallados a Infraterra, la tierra encantada del Submundo! Sigan las señales que les guiarán a su destino. ¡Disfruten de una agradable estancia bajo tierra!».

A ambos lados del letrero habían dos trozos de madera roja con forma de flecha: una de ellas señalaba hacia la derecha y otra hacia la izquierda. Inscrito dentro de la flecha del lado derecho ponía «Ciudad de Caramelo», y debajo había un cartel violeta en cuyas delicadas letras rosáceas se podía leer lo siguiente:

«¡Éste es el camino indicado para llegar a la Ciudad de Caramelo! Para ello sigan el Camino de Gominolas de Fresa, crucen por el Puente de Barquillo de Vainilla, atraviesen la Pradera de Chicle de Menta y naveguen por el Lago de Chocolate con Leche. Duración del viaje: tres pensamientos hermosos. Posdata: No asesinos, no ladrones, no villanos, no traidores, no siervos de la Reina de Tréboles». 

Al otro lado, la flecha que señalaba hacia la izquierda indicaba el trayecto que se debía seguir para llegar a la Aldea de Porcelana. En un cartel azulado, unas finas letras celestes informaban del camino que se debía tomar, diciendo así:

«¡Sigan el sendero de baldosas blancas y llegarán a la inmaculada Aldea de Porcelana! Duración del viajes: medio pensamiento alegre. Posdata: no ladrones de porcelana, no traficantes de porcelana, no destructores de porcelana, no devoradores de porcelana».

Así pues, los hermanos enfilaron su viaje hacia la Aldea de Porcelana tomando el camino de la izquierda. Recorrieron un buen trecho del sendero de relucientes baldosas blancas como la cal hasta que finalmente llegaron a un gran portón. Colgado de los barrotes de la verja metálica había otro panel en el que se podía leer:

«¡Bienvenidos a la Aldea de Porcelana! Entren a nuestro poblado en miniatura solo si son pequeños, y sobre todo, tengan cuidado con todo lo que toquen. ¡Disfruten de una fantabulosa estancia! Advertencia: no corran por el poblado ni cometan actos que pongan en peligro las frágiles vidas de la gente de porcelana. La seguridad es primordial».

Ambos niños cruzaron el portón con una desbordante curiosidad. ¿Qué se encontrarían en aquella aldea? Imaginaron todo lo imaginable y lo que no, pero jamás llegaron a imaginar aquello.

Los hermanos se hallaban ante una aldea creada con porcelana. Literalmente. Todo lo que su vista podía abarcar, todo lo que podían ver y lo que no, estaba concienzudamente elaborado con porcelana. El suelo se componía de brillantes baldosas de porcelana; las farolas, los bancos de los parques, los comercios, los árboles y las flores de los jardines, los gatos callejeros, las casas... Todo era de porcelana. ¡Incluso los habitantes eran de porcelana!

Wonderland: el Origen de AliciaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora