El ambiente era cálido y cargado de nostalgia. Era algo que no se esperaba pero era así. La música no se hizo esperar mientras un par de camareros servían champagne a los pocos invitados de esa noche.
Ambos magnates estaban en su propio mundo hablando de sus empresas y de futuros negocios juntos, en cuanto a Birgit y Adrien ambos estaban sentados en el balcón, la azabache expreso su deseo de observar el brillo de la ciudad Parisina. Y como buen anfitrión, Adrien cumplió ese deseo. Ambos observaban la hermosa vista que aquella cuidad les ofrecía aquella noche de sentimientos y reencuentros.
-Entonces, ahora vivirás aquí por un tiempo- Adrien rompió aquel silencio cómodo. Los orbes zafiros de la joven observaron con curiosidad aquellas esmeralda que poseía aquel joven.
-Así es, créeme que a mí también me tomo por sorpresa. Fue algo que no me esperaba- La joven tomo la mano de su amigo como si estuviera consolándolo –No te preocupes Adrien tratare de no ser una molestia para ti o para tu padre-
Adrien miraba confundido a la Alemana pues su actitud cambio con los años. Antes se abría emocionado por la noticia y estaría dando brincos de felicidad por toda la mansión sin dejar de colgarse de su cuello. Gritando a los cuatro vientos lo feliz que era. Pero debía aceptar que lo años y la distancia cambia a las personas.
-Oye tu jamás serás una molestia para mí. Eres una gran amiga y eres muy especial para mí- Confeso el rubio ocasionando un ligero rubor en la joven que no fue ignorado por él.
-Eres aun más adorable que antes- Y con todo el atrevimiento del mundo Adrien atrapo a su amiga entre sus brazos, Birgit de la impresión no sabía qué hacer, no decía nada ni se movía. No se sentía incomoda, al contrario. Se sentía protegida y querida, algo que hacía mucho tiempo no había sentido. Casi por inercia los brazos de la joven rodearon la espalda del más alto.
-Sie wissen nicht, wie sehr ich dich liebe (No sabes cuanto te adoro)- Murmuro la joven captando la atención del rubio.
-Birgit sabes que no entiendo el alemán. ¿Dime que dijiste?- Pregunto con una sonrisa Adrien.
-No es nada importante Adrien- Birgit se separa un poco de Adrein de manera delicada y elegante pero sin romper el abrazo –Estoy muy contenta de saber que aun eres un niño divertido, amable y lindo-
-Oh. ¿Así que soy lindo?- Adrien tenía una sonrisa picara en su rostro alterando la serenidad y seriedad de Birgit.
-N...no es lo que crees, no me mal entiendas-
Pero aquel momento de diversión fue interrumpido por Nathalie, la asistente del señor Agreste. Ambos se separan en el acto para no dar malos entendidos
-Joven Adrien, Señorita Birgit. La cena está servida, sus padres los esperan- Informo la mayor.
Ambos jóvenes se disponen a ir al gran comedor pero antes de salir del balcón la asistente decide divertirse con aquella escena que presencio.
-Y no se preocupen, no les diré a sus padres de este romance- Dijo Nathalie con una sonrisa, una de las pocas que dejaba ver pero la ocasión lo ameritaba.
-!!NO ES LO QUE PIENSAS¡¡- exclamaron ambos jóvenes a la mujer que vestía de manera elegante.
-Sera mejor que apresuren el paso o no seré yo quien mal entienda su demora jóvenes-
Ambos decidieron no darle más explicaciones a Nathalie y emprenden camino hasta el comedor principal. Durante el camino ambos jóvenes comparten bromas, risas y empujones amistosos. Esto era algo maravilloso para Adrien. Su amiga era muy madura, seria y elegante, pero aun conservaba aquel espíritu alegre. Aquel regocijo que invadía su ser cada vez que ella reía o cuidaba de él en los peores momentos, aun tenía ese don.
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Mal inicio, malos entendidos.
FanfictionYa han pasado cinco años desde la aparición de las Akumas y junto a ellas Hawk Moth. Ladybug junto a Chat Noir defienden a cada ciudadano de cualquier ataque. Pero muy lejos de París hay otra heroína quien ya había acabado con el mal en aquel país...