Capítulo cuatro

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Los tres días siguientes se repitió la misma rutina, tenían clases y después Ben esperaba a Helena en la biblioteca, con cierta inquietud de que no apareciera. Ella llegaba siempre tarde, casi como si hubiera estado debatiéndose entre ir o no, y se ponían a trabajar.

-Voy por el libro...- dijo ella y fue a buscar un material que necesitaban. Cuando encontró el volumen la chica hizo una mueca, estaba alto y aunque se estirara no llegaba a tomarlo.

De pronto sintió una presencia, un cuerpo que se apoyaba contra el suyo, iba a girar para golpearlo cuando escuchó la voz de Benedict.

-Parece que sí me necesitas para algo, es bueno ser más alto que tú - susurró detrás de ella mientras pasaba un brazo por sobre su cabeza y tomaba el libro que necesitaban.

Helena se puso tensa, era inquietante tener a Ben tan cerca, podía sentir su calidez e incluso un ligero perfume. No sabía cómo proceder en aquella situación, y tenía la sensación de que él se estaba divirtiendo, no quería ser un juguete de Benedict Cole, ni de nadie.

-Sí, cerebro y altura...bien por ti Delegado. – le respondió y se quitó con rapidez del lugar.

-Vamos a terminar el trabajo – dijo Ben y la miró de una forma indescifrable.

-Sí, así terminamos de una vez con esto, ya me aburrió – contestó ella con una brusquedad sobreactuada. Tanta cercanía con el Delegado no podía traer nada bueno.

Siguieron trabajando y Lena no se marchó hasta que terminaron el trabajo, no quería pasar otro día en aquella biblioteca con Benedict.

-¿Ya lo terminamos, verdad?

-Sí, podremos entregarlo a tiempo.

-Bien, es bueno que no tengas una mala nota, por mi culpa y que puedas dedicarte a estudiar para los exámenes – le dijo ella.

-Ah, sí, los exámenes. Estaba ansioso por ponerme a estudiar – dijo él con cierta nota de ironía, como si no tuviera el más mínimo interés- ¿Y tú? ¿Vas a prepararte para los exámenes?

-Sí, es la gran preocupación de mi vida – respondió ella con una ironía más explícita que la de él.

-Es una pena, eres inteligente – dijo Ben y Helena le dedicó una mirada casi herida. No había querido sonar ofensivo, pero era consciente de que lo había sido, sólo que trabajando con ella en la tarea había descubierto que era sumamente lista y no alcanzaba a comprender por qué no explotaba ese potencial.

- Gracias por notarlo, ¿ya puedo irme?

-Lo siento, no quise decirlo de esa manera...sólo que no entiendo.

-No es necesario que entiendas- respondió ella poniéndose a la defensiva

-Pero me gustaría –le dijo él y antes que pudiera acotar algo más, Lena se marchó.

Quedó más que claro que la chica tenía intención de guardar distancia de él, tan pronto tocaba el timbre desaparecía y no le daba jamás la oportunidad de acercarse o hablarle.

Entregaron el trabajo de Historia y , aunque Ben se hubiera burlado de ello, la época de exámenes lo tenía bastante ocupado.

Y como si fuera poco, también tenía compromisos sociales y familiares con los que cumplir, así que no encontraba forma de acercarse a Helena, ni siquiera haciendo trampa como el día que marcó el papel con su nombre para emparejarse con ella para el trabajo de Historia, aunque quizás el destino le echara una mano.

Aquella noche de viernes estaba cansado, había ido a una reunión social en la que no se sentía cómodo y había alegado un dolor de cabeza para que sus padres le permitieran marcharse antes.

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