Capítulo siete

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También los exámenes se interpusieron con las intenciones de Benedict, por un par de semanas tuvo que olvidarse de Lena y dedicarse a pleno a sus deberes de delegado y a mantener su promedio académico, no es que las notas le importaran en sí mismas sino que había gente a quien no quería defraudar.

Y el último día de los exámenes fue agotador, profesores estresados dando notas, alumnos preocupados, decepcionados o buscando su apoyo por algo. Estaba tan cansado que recordó el día frente al mar con Helena, el recuerdo fue la señal que necesitaba.

Era hora de retomar su plan.

Con los exámenes finalizados, la biblioteca había vuelto a ser un lugar tranquilo, al menos por un tiempo los estudiantes querían un descanso de los libros, así que era el refugio perfecto.

Lena se había acomodado en el suelo entre las últimas estanterías, estaba segura que allí podría tener un rato de paz. Apoyó la espalda contra los gruesos volúmenes y echó la cabeza hacia atrás cerrando los ojos.

Se sobresaltó cuando sintió el roce de un cuerpo junto a ella.

-Ahora entiendo porque te gusta esconderte, estoy agotado – dijo Benedict que acababa de sentarse a su lado.

-¡Qué haces! – medio gritó ella y él se puso un dedo en los labios.

-Shhhh, recuerda que estamos en la biblioteca – la censuró

-¿Qué haces aquí?- insistió ella bajando la voz.

-Me tomo un descanso, como tú...-respondió y reclinó la cabeza contra su hombro, ella que se quedó totalmente rígida.

-Delegado.

-Mmmm..- murmuró él con los ojos cerrados

-Quítate...

-Estoy cansado , sólo un rato- dijo él y Lena se detuvo a mirarlo. Ciertamente se veía cansado y casi indefenso con el cabello cayéndole sobre la cara. Tuvo la sensación de que a aquel chico la vida le pesaba más de lo que parecía. Estaba muy nerviosa, hacía años que no dejaba que nadie estuviera tan cerca físicamente de ella, y que fuera él era muy mala idea.

-Benedict...-insistió ella cada vez más inquieta

-Me había olvidado felicitarte Wilde, aprobaste los exámenes parciales – dijo de pronto y abrió los ojos mirándola de cerca, demasiado cerca. Lena aprovechó el momento para apartarse y Benedict se vio obligado a sentarse bien y separarse de ella.

No estaba muy segura de si la felicitación era en serio o una broma y tampoco estaba acostumbrada a recibir halagos, así que en lugar de contestar hizo una pregunta.

-¿Es muy difícil?

-¿El qué?

-Ser tan bueno en todo – aclaró ella y su tono sonó duro, casi como un reproche, pero Ben contestó amablemente.

-Muchas veces es cansador...

-¿Entonces por qué lo haces?

-Porque quiero ser bueno, ser el mejor que pueda.

-¿Por ti?

-No, no por mí, por mis padres- respondió él y dejó de preguntar. Algo en el tono de Ben le había hecho sentir que estaba en zona peligrosa- ¿No vas a preguntar nada más...? – la cuestionó casi adivinando sus pensamientos.

-No

-No te asustes, no voy a pedir ninguna confesión tuya a cambio. Dijiste que era justo que si yo quería saber de ti, tú supieras de mí, ¿verdad?- le recordó él sus propias palabras.

ConociéndoteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora