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—¿Cómo que no tiene las llaves?

— Siempre las tengo aquí, las tengo aseguradas a este cable, es muy seguro, pero no estan.

— Tenemos que encontrar esas llaves. —Dijo Haley

— Este lugar es inmenso, no hay forma de que encontremos las llaves. —Dije.

— Solas no podremos, pero que es lo que aprendimos cuando entramos a esa mansión... —Dije.

— Que juntos podemos hacer lo que queramos.

Las dos nos sonreímos, agarré unas cacerolas, entré a la sala y comencé a tocarlas entre sí, todos los que estaban ahí se despertaron muy asustados.

— ¿¡QUÉ TE PASA!? — Dijo Grace tirada en el suelo, Kile la ayudó a levantarse.

— Necesitamos la ayuda de todos. — Dijo Haley. 

— Bien, escuchen necesitamos encontrar esas llaves para abrir... —Hice una pausa tratando de inventar una excusa, porque no iba a decir que para buscar en el cuarto de Mayra. —Él techo.

— Bien, ¿Qué debemos hacer? — Preguntó Mayra.

— Buscar, busquemos por todos lados hasta encontrar la llave de las prefectas.

— Recuerden todos vayan en binas.

Haley se fue con Nate, Grace con Kile, Mayra con la prefecta y yo con Liam.

Buscamos por todas partes, todas las habitaciones que estaban abiertas, menos el cuarto de Mayra que evidentemente estaba cerrado.

Cuando pasé por el cuarto de Renata, mi vista se nubló y yo caí, solo escuchaba a lo lejos la voz de Liam.

— ¡MAYA!

Abrí mis ojos y ahora todo era oscuro, todo era frío, no había nadie... Respire profundamente y entré al cuarto de Renata, ella estaba llorando, su aspecto se había vuelto más frío, su mirada era más vacía.

La puerta se cerró y yo di un brinco, pero en todo momento estuve firme, no les daría la satisfacción de verme asustada.

—Debiste de haberte ido.  — Me dijo Renata.

Yo me quedé un poco confundida.

— Renata, ¿A qué te refieres con "puerta"?, ¿Por qué me debí de haber ido?

Ella se paró, me dio la espalda y se quedó viendo la ventana.

— Sabes, estar muerta es liberador, aquí ella ya no me molesta.

— ¿Por qué no contestas mis preguntas?

— Porque aún no es el momento, solo te digo que no confíes en nadie y las llaves están abajo de la cocina.

— ¿Abajo de la...?

Di un respiro muy agitado y vi como Liam me miraba preocupado.

— ¿Cuanto tiempo pasó? — Dije.

— 40 minutos.

 Me quedé helada, no debía de estar tanto tiempo en el mundo de los muertos, podría haber muerto o peor traer oscuridad, minutos más y no volvería a ser la misma, eso me lo había enseñado muy bien mi abuela.

— Ya sé donde están las llaves. — Fue lo único que le dije.



Todos estábamos reunidos en la cocina.

— ¿Entonces no hay otra entrada? — Pregunté.

— No, recuerda el túnel se irá haciendo más pequeño, cuando creas que ya no cabras, no te desesperes tu sigue, pronto llegarás a un pequeño cuarto, antes era un lugar donde se podían refugiar, fue censurado después de la segunda guerra mundial.

 Asentí con la cabeza, yo sería quién iría porque yo tengo el don, además de ser la más pequeña y delgada de todos.

Me coloqué la lampara en la cabeza, agarre el cuchillo y me lo puse en la cintura, agarré el walkie y me lo coloqué en el cinturón.

 Miré a todos los que estaban presentes, me puse en cuclillas y me adentré por la ventanilla de ventilación, comencé a gatear entre más avanzaba más calor se sentía, mi cuerpo se pegaba con el metal, sentía como comenzaba a sudar mucho.

Yo seguía avanzando, tenía que llegar a ese cuarto si quería las llaves, tenía que ser fuerte.

Se había hecho tan pequeño que muy apenas lograba pasar, seguí caminando incluso hasta cuando ya no podía, aguante la respiración para hacerme aún más delgada y eso ayudó un poco, logré avanzar hasta que salí y toqué el suelo, el aire fluía tan fresco que di una gran bocanada de aire.

Agarré el walkie.

"Entré"

"De acuerdo, apresúrate me da miedo que te pase algo."

Fijé mi vista en la pequeña habitación, había muchas cosas, latas, agua, medicina... Busqué por todas partes hasta que las encontré escondidas en un bote de comida.

Iba a salir, pero la salida estaba cubierta de cemento.

Saqué el walkie.

— ¿ME ESCUCHAN? 

— Sí, fuerte y claro.

— Necesito que venga por mí, ahora.

De repente el walkie salió volando de mis manos estrellándose hacía la pared.

Eso hizo que diera un salto.

De repente vi a una chica en la esquina, ella se comenzó a acercar a mí, ella no daba pasos si no que flotaba y se acercó a mí, yo me mantuve firme aunque por dentro estaba muriendo de miedo.

  — "Nadie te podrá salvar"

De repente me tocó y sentí como caía y mi cabeza golpeaba el suelo de forma brutal.

 


 


 

Sin salida: El reencuentro.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora