Dos grandes días.

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El humo se dispersaba en la sala mientras el azabache leía un libro de ciencia ficción. Estaba tan engranando en la trama que no prestaba atención a nada más. Parecía ser el capitulo más emocionante de la historia: Gundersen recordaba aquellas experiencias en el antiguo planeta y su cargo sobre las serpientes.*
Los ojos del azabache se habrían cada vez más, la sorpresa se demostraba en sus grises ojos. Pero estos poco a poco comenzaron a generar un leve ardor y picazón. El chico se distrajo de su lectura para tallarse un poco, pero enseguida noto el humo que rondaba en la habitación. Se asusto tras recordar que su joven madre se encontraba en la cocina.
Dejo el libro de lado encima del viejo sillón para después correr a la cocina. Al entrar noto a su madre limpiando un liquido café que se encontraba en el suelo.
-¿Por que hay tanto humo? -El chico habló mientras iba por un trapo para ayudarla a limpiar.
-Saque el jamón un momento y el jugo de piña se tiro en toda la estufa caliente. -Dijo para terminar se secar el liquido. Suspiro -Deberías ir a cambiarte, tu tío llegara pronto.
-¿Por que tienes que invitarlo todos los años? -Dijo el chico tirando el trapo en el lavadero.
-¿Te gustaría estar solo en noche buena?

Seguido a eso el chico se fue sin decir nada. Camino hasta su habitación para sacar las ropas que tenia preparadas para esa noche: Un par de pantalones negros, una camisa negra que tendría encima un suéter gris a cuadros, una chaqueta de mezclilla con una bufanda gris encima y unos converse negros.
Lo que su madre decía era cierto; a él no le gustaría estar solo en noche buena siendo un adulto, sin embargo eso no impedía que odiara que su tío los visitara esa fecha.
Naturalmente, los domingos que se reunían podía librarse de él yéndose a caminar con la escusa de que buscaría algún pato o algo para cazar. Pero en navidad no podía, su madre insistía en el estar con toda la familia los días de navidad, y como el era la única familia que tenían era una regla.

No odiaba a su tío, simplemente no soportaba el tipo de hombre que era: demasiado rudo, abusador, sarcástico y serio (algo como él). Le tenia un leve agradecimiento por la ayuda que le había brindado a su madre cuando este había nacido, además de que el había sido quien le había metido al Jiu-Jitsu, su mayor pasión. Pero todo eso no quitaba que le molestaba su presencia y la forma en la que le hablaba.

Tres golpes fuertes se escucharon en la puerta: era el.
Levi se encamino a la entrada para abrir la vieja puerta de madera. Ahí miro al hombre de todas las semanas.
-Pasa Kenny. -El azabache se dirigió a la sala para sentarse en el viejo sillón y retomar su libro donde lo había dejado.
-¿Nunca me dirás tío? -Dijo el hombre muy fuerte para garantizar que el chico de baja estatura hubiese escuchado.
El alto hombre de sombrero cerro la puerta. Seguido a eso apareció su joven hermana: portaba un vestido rojo al estilo pin-up con un cinturón del mismo color en la cintura, el cual, arriba de tal cinturón tenia unos botones color dorado y un cuello y mangas cortas. La mujer de cabellos negros agarrados se apresuro a abrazarlo.
Ella no tenia una gran altura, incluso se podía decir que era solo un poco mas alta que su hijo, por lo que al momento de besar a su hermano tuvo que elevarse un poco.
-Ese niño esta muy mal educado Kuchel -Dijo siguiendo a la mujer a la cocina.
-Siempre me dices lo mismo -La mujer saco el jamón que había preparado y se lo dio a su moreno hermano. -¡Levi pon la mesa! -Grito la mujer al tomar el plato con puré y los bollos de pan -En lo personal creo que el mal educado eres tu Kenny.

-¿ah? ¿por que yo? -Dijo el hombre para acompañar a la pelinegra a la mesa.
-¿No recuerdas que fecha es mañana? -Dijo la mujer sirviendo todo -Ve a lavarte las manos, Levi. -tras decir eso el chico de ojos grises miro con seriedad a su madre a lo que al verlo esta río -Cierto, no se ni por que te lo digo.
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El reloj sonó al indicar que eran las 12 am. Levi continuo leyendo pero su madre al recordar la esperada fecha se levanto dejando la copa de vino en una pequeña mesa de centro.
Se acercó al chico estirando los brazos para indicarle que le abrazara, este solo siguió la corriente. Y tras unas felicitaciones su teléfono sonó. Era la castaña amiga.
-¡Feliz cumpleaños! -El azabache alejo el teléfono de su oído un momento -¡Ya eres mayor!
-Si.. Gracias.
-¿Que querrás que te regale? -El de ojos grises pensó en algo perfecto, pero difícil de cumplir -Por que...¿Si recuerdas que nos veremos mañana cierto?
-Es algo tonto preguntar eso, ya que dejaste al descubierto que no me has comprado nada, cuatro ojos. -La chica comenzó a emitir muchos "eh.." mientras el de baja estatura reía por dentro. -Como sea no quiero nada, con verte mañana.
Seguido a eso todos guardaron silencio. Hanji, Levi, Kuchel y Kenny permanecían en silencio ante el impacto de esas palabras. Pero de momento Levi supo que debía decir algo al escuchar a su tío reír.
-O sea, ya quiero verlos a ustedes mañana. Espero su sorpresa con ansias.
-Igual te comprare algo enano -dijo la chica intentando desvanecer su incomodidad y su sonrojo del otro lado del teléfono.
Seguido a eso la llamada se termino.
El azabache mas joven miro el teléfono, seguido a eso su tío soltó la carcajada.
-¡¿De que te ríes, viejo baboso?! -Al fondo se escucho a su madre decir su nombre en desaprobación.
-Esa es tu amiga la rara ¿no? -El moreno se limpio las lágrimas que salían de sus ojos -¿Aun no llegas a nada con ella?
-¡Tu que sabes!
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Había varias parejas en la congelada plaza. El chico miraba a los alrededores buscando a alguno de sus extraños amigos. Tenia unas leves ojeras debajo de sus ojos, su madre y su tío habían bailado casi toda la noche anterior y no le habían dejado dormir muy cómodamente.
Estaba jugando un poco con en humo que salia de su boca cuando miro a lo lejos el brazo derecho de su amigo con cejas gruesas en el aire. Estaba intentando llamar la atención del joven, en lo cual acertó.
El de baja estatura solo se acerco a su amigo que se encontraba rodeada del resto de compañeros: Hanji, Mike, Nanaba y la pareja de Petra y Auruo. Estos dos últimos tenían sus manos agarradas y sus dedos entrelazados. Se podía notar claramente la pena en sus rostros resaltando demasiado el rojo de sus mejilla y la mirada que se encontraba dirigida al suelo.
El azabache se reía por dentro antes de que su amigo mas alto hablara.
-¿Entonces que? ¿Nos vamos o que? -Seguido de que Mike dijese eso el resto de compañeros prepararon una lista de las cosas que harían en la plaza.
El día ahí era para, de alguna manera, celebrar el cumpleaños de Levi, además de pasarla bien entre parejas a pesar de que tres de sus integrantes no tuviesen. Claro, era fácil asumir que entre ellos había un triangulo amoroso.
Aunque se marcaba algo claro en ese triangulo de amor: Erwin sentía indiferencia sobre lo que pasase entre los otros dos. Para el seguirían siendo sus amigos y personas muy importantes en su vida pasase lo que pasase. Además de que Erwin, al ser el mas guapo del grupo, tenia una facilidad para encontrar chicas cuando las quería.

Un Romance Alterno | EN EDICIONDonde viven las historias. Descúbrelo ahora