Prologo

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Los crayones estaban por todas partes, intentaba mantenerlos cerca de la caja, pero estaba demasiado concentrado. Continuaba coloreando desgastando cada vez más y más el crayón rojo.

–¿Qué estás dibujando, Levi? –Dijo una voz aguda que se escuchó detrás del pequeño. Sin mucho interés tomó su dibujo a medio terminar y se giró para mostrarlo con orgullo –¡Es genial! Es un señor muerto, vi uno la otra vez en la televisión

Siempre mostraba con orgullo sus dibujos hechos en clase, aunque nunca esperaba una respuesta agradable por los demás, estaba acostumbrado a ver a sus compañeros sacar la lengua o comenzar a llorar del susto. Pero esa vez tuvo interés en la niña que se había acercado. Su nombre era Hanji Zoe, sabía que ella siempre tocaba todo y preguntaba cualquier cosa.

–Sí, está muerto, mira –señalo con su dedo índice donde había una enorme mancha roja de cera del crayón.

–¡Se parece mucho al que yo vi! También tenía así los ojos, aunque a él no le salía la lengua –dijo la niña emocionada. Pasaba su dedo de un lado a otro, señalando la hoja de papel, balbuceando sobre los pequeños detalles del dibujo de su compañero. Él se estaba cansando de sostener la hoja con sus brazos, pero estaba atento a cada palabra.

–Eres mi nueva amiga, niña

La pequeña volvió de regreso al mundo cuando le hablo, presto de nuevo atención a otra cosa que no fuera el dibujo e intento pensar que era buena idea responder

–¡Si, si!

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Salían de la escuela en el momento justo en el que terminaban las clases, tenían un buen maestro que les permitía salir unos minutos antes para que no crear disturbio en las entradas. Hanji brincaba de un lado a otro, caminaba hacia atrás durante varios metros y gritaba de emoción, era un comportamiento inusual incluso viniendo de ella. Erwin se reía de ver el comportamiento de su amiga, cuando se aseguraba que no se iba a tropezar y caer, le daba un vistazo de nuevo a la hoja que llevaba en las manos. Mike se mantenía sereno, en silencio, mientras guardaba una hoja del mismo tamaño en su mochila, sus amigos habían salido tan rápido del salón de clases que no le dio tiempo de acomodar sus libros. Levi por su parte, tenía la misma mirada de enojo que todos los días e ignorando a los demás, arrugo su hoja y la tiro en el primer bote de basura que vio.

–¡Otra vez soy la puntuación más alta! –dijo la niña de 9 años mientras brincaba de regreso a su pequeño grupo de amigos.

–Será así hasta el fin del mundo, Hanji –dijo Erwin con una sonrisa en el rostro –¿Qué tal te fue a ti, Mike?

El más alto de todos miro hacia otro lado para evitar que hablaran mucho de él –Tuve 7 aciertos

–Te fue bastante bien entonces –dijo Erwin, volteo a ver a Levi quien estaba concentrado mirando los brincos de Hanji –¿Y tú, Levi?

–No te interesa –afirmo con indiferencia

Hanji se acercó corriendo al hombro de Erwin, fingiendo susurrar, hablo con la suficiente fuerza para que todos escucharan –Por ahí escuche que fueron cuatro acier-

Antes de poder terminar su oración, la niña recibió un golpe en la mejilla con el puño cerrado de Levi acompañado de gritos e insultos con el apodo de "cuatro ojos" que tanto le gustaba. Las risas de Erwin, los quejumbres de Hanji y las miradas extrañadas de otros alumnos no se hicieron esperar. Era la rutina de todos los días, pelear y reír después de clases.

Al ser tan pequeños hubieran podido ignorar por completo el clima perfecto del día, el sol era leve y no había ningún indicio de nubes en el cielo, pero Mike, que siempre parecía tener su interés en cosas desconocidas para el resto, llevaba los últimos minutos disfrutando de la falta de humedad, que le permitía respirar con tranquilidad.

Un Romance Alterno | EN EDICIONDonde viven las historias. Descúbrelo ahora