Un Romance Alterno | EN EDICION

Uno solo.

El frío estaba en su punto máximo a finales de febrero. Ya se volvía cálido al medio día, pero en las mañanas y noches era frío de nuevo.
Caminar por las calles frías en la mañana no era algo satisfactorio para nadie, menos estando solo, porque así el frio y el sueño eran más difíciles de dejar atrás. Te dabas cuenta más rápido que tenías sueño y que querías volver a tu cama.
Y de la peor manera posible, tanto Levi como Hanji se habían dado cuenta de eso.
El de pelos negros no estaba seguro que debía hacer. Ya habían pasado dos días desde su rompimiento, ya que como era común con Levi, desaparecer cuando sus sentimientos estaban en conflicto era su mejor opción. Le ayudaba a pensar, a distraerse y calmarse a sí mismo y a su corazón. Aunque eso involucrará a la escuela o a sus amigos.
Por lo tanto no estaba seguro si esta vez lo que tendría que haber hecho es haber ido por Hanji. Como para él era usual esperar a que ella llegará, volvió a hacer lo mismo.
Tenía un plan; se ocultaría, si ella lo esperaba donde siempre, el aparecería y se iría junto con ella. Si era lo contrario, pues... Solo le quedaba la opción de irse.

Mientras caminaba para llegar a la estación de autobuses que quedaba doblando la esquina de la calle donde Hanji vivía pensaba sobre lo que había sucedido.
Como si esos dos días no le hubiesen sido suficientes para pensar.
El mayor pensamiento que rondaba en su cabeza era el hecho de que quizá Hanji quisiese a Erwin y no a él. Era lo más razonable.
Toda la secundaría Levi fue un bully con talento, incluyo hacia sus amigos. En cambio Erwin siempre estuvo ahí como el amigo buena onda y delicado. Era lo que todas las chicas quieren ¿no?
Además, ella lo quiso a él primero, Levi solo fue el boleto de recompensación.
Y aunque no era una idea muy agradable para el azabache, al final de cuentas tendría que aceptarlo, porque, eran sus amigos. Pasase lo que pasase entre ellos, más que todo existía la amistad que tenían desde niños. Con Hanji desde el preescolar y con Erwin y Mike desde primer año de primaria.
Así que si, se había decidido: sí ambos aún se querían, él los dejaría se felices, sin interponerse y superarlo en silencio.

Y llego al punto. Su mente tenía que estar al presente de nuevo, alejándose de su mundillo de problemas y regresando a la realidad Levi miro la estación de autobús.
Cruzando la calle había un gran arbusto de bugambilias* rojas, la mayoría estaban un poco caídas, las hojas estaban volviendo a su color verde de nuevo, y unas a penas salían. No creía que le notaria.
Espero quizá unos 7 minutos, como siempre, Levi se molestó por el hecho de que la castaña lo hiciese esperar, porque no importaba que tan tarde fuese, ella lo haría esperar de todas maneras. Cuando ya tenía unos minutos ahí apareció la chica de ojos cafés. Estaba caminando tranquila, con la cabeza hacía el frente.
Tenía unos guantes de color rosa muy llamativos. No era normal que la chica usase ese color, dado a que siempre decía "no es mi estilo".
Y aunque fue algo irrelevante, Levi no pudo evitar notarlo.
La chica estaba despeinada, como siempre. Nada había cambiado, además de los guantes.
Se quedó viendo.
Esperando, muy en el fondo de él, que ella se detuviese a esperarlo.
Parecían los segundos más largos del mundo.
Pero a pesar de eso, no se detuvo.
La chica siguió caminando si ni siquiera voltear atrás o algo de ese estilo. Con su paso largo y rápido siguió avanzando la chica, no se pauso ni un poco.
En ese momento, la decepción llego hacia Levi. Aunque si bien después de dos días no esperaba que ella se detuviera, muy en el fondo deseaba que así lo hiciera, que tan siquiera se hubiese asomado o que la hubiese pensado.
Levi podría ser cualquier tipo de persona: un golpeador, un tipo agresivo, duro, sin tacto, amabilidad o paciencia, o cualquier cosa que le hiciese ver como una persona "mala".
Pero a pesar de todo eso, Levi quería a Hanji. La adoraba con toda su alma. Desde que el de ojos grises tenía memoria, ella estaba con él, y él la había querido siempre. Cada día queriéndola aún más.
Porque a pesar de las millones de diferencia que había entre ellos dos, su amistad había durado con los años porque en fondo, eran uno solo. Y del cariño al amor.