Sentimientos olvidados.

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Simpre fue fácil saber lo que pensaban sus amigos. Sabía siempre lo que tenían en mente. Pero con Hanji la cosa era especial; él la quería demasiado, si podía decir. Sus sentimientos románticos hacía ella nunca fueron del todo confirmados, quizá se equivoco en haberla quitado del camino de Levi desde un principio, por que después de todo, el que verdaderamente estaba enamorado no era él, sino Levi.

Aunque la cosa no era esa, sino "¿Por qué no había logrado entender la incomodidad de Hanji cada vez que se hablaba de la Universidad?". Era demasiado estúpido pensar que la chica no quería ingresar, por lo que la curiosidad era cada vez mayor.

Erwin la conocía lo suficiente como para saber que tenía algo escondido. Por que, a pesar de que era una loca sin remedio, había ciertos comportamientos de la castaña que se podían catalogar como "anormales". Y no era lo que hacía todo los días, que a cualquiera le parecía raro, sino ciertos detalles que cualquier persona pasaría desapercibido.

Quizá era normal que se sintiera incomoda al hablar de eso, por que lo normal era que cualquiera tuviera nervios de un nuevo paso en la vida, pero Hanji nunca se llego a sentir a eso. Otra de las mayores probabilidades era de que ella tuviese el miedo de no ser aceptada o de no encontrar una escuela perfecta. Pero como siempre, era demasiado irreal.

El de cabellos rubios se levanto de su cama y comenzó a quitarse la pijama rallada. Conforme se quitaba cada pieza la doblaba y guardaba. Se lavo los dientes rápido y se acomodo el cabello con muy poca gel.

Al bajar las escaleras se dirigió al comedor principal, ahí miro a su padre detrás del periódico desdoblado.

—Mentiras, mentiras y más mentiras. ¿La gente no se cansa de leer estas porquerías? —Dijo el hombre al sentir la presencia de su hijo, no quitaba la mirada del papel.

—¿Tu no te cansas de leer esas porquerías todos los días, padre?

—Me gusta saber con que idioteces salen ahora. Dan risa.

El chico de cejas gruesas comenzó a reír levemente.

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Siempre solía llegar temprano a la escuela. Era demasiado puntual. A veces parecía como si él fuese que diera la orden para que todos entrasen a la escuela al abrirse las puertas. Pero así le gustaba, se ahorraba tener que buscar un asiento, podía tomar el que él quería. No tenía que chocar con la gente en los pasillos, y además podía esperar a sus amigos en otros salones sin problemas.

Los que más tarde llegaban eran Levi y Hanji. Desde la Secundaria ellos iban siempre juntos. Se podía decir que en la secundaria fue cuando ambos se empezaron a agradar más de lo "normal".

Siempre todos fingieron no darse cuenta, ¿por que? Ni idea. Quizá se mentían a si mismos pensando que su relación masoquista no podía ni siquiera a llegar a ser una amistad hipócrita. Cualquiera que les conociera bien sabían que el abuso del uno al otro era más fuerte de lo que parecía, pero a pesar de eso portaban una buena confianza, apoyo moral, y "cariño" si así se le podía decir.

¿Cuándo fue aquel día en el que Erwin sintió algo por Hanji por primera vez?

*

Eran quizá las 10 de la mañana o las 11, no podía recordarlo bien.

El profesor de arte había decidido sacar al grupo al jardín para que la "inspiración floreciera en ellos como si fuese su ultimo día de vida, y así, poder dibujar lo que quizá fuese la pintura que les definiera de por vida". Por suerte del rubio, la clase le tocaba junto a Hanji. En aquel entonces no sabía por que era exactamente "suerte", pero así lo sentía.

Un Romance Alterno | EN EDICIONDonde viven las historias. Descúbrelo ahora