11. Tristeza

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Ha pasado una semana desde lo sucedido con Adam; yo no sé que ha pasado conmigo, porque parece como si me haya quitado el alma: no como, no salgo (muy apenas para ir a la universidad) y quiero pasar dormida todo el tiempo.

— Aghlae, iremos a tomar un Starbucks, vamos ¿sí? -me dice Kathe, puedo ver preocupación en sus ojos y en los de Ian también.

—No, gracias -contesto viendo al vacío — estoy bien.

—  Aghlae, estás como ausente. Yo sé que es muy feo lo que acaba de suceder, pero no te dejes caer así. Me duele, a mí y a Ian -Ian sólo asiente- somos tus amigos ¿recuerdas? Queremos ayudarte,  pero no podemos hacerlo si tú no cooperas. Sólo observa a tu familia, como está de preocupada también, yo sé que es tu batalla amiga, pero ellos tampoco se merecen verte así.

Yo sólo escucho, y sé que tienen razón, pero no puedo recuperarme tan fácilmente del golpe tan duro que acabo de recibir. Jamás me imaginé que alguien como Adam fuera a engañar así.

—Linda -interviene Ian — ¿recuerdas que siempre estabas sonriendo? ¿que te importaba poco lo que las personas dijeran o pensaran de ti? Tal vez sea lo que esté pensando el zoquete que te dejó -suena crudo, pero parece real, era lo que yo sentía y no veo porque Adam no pueda pensar igual — tal vez sólo quiso jugar contigo, y está bien, a todos nos pasa alguna vez, ese es el sentido de la vida. No hay una persona 100% feliz, pero Aghlae, él tarde o temprano se dará cuenta de la gran niña que perdió, eres hermosa, gentil y una de las mejores niñas que él en su vida va a poder conocer por sólo una puta noche de sexo, y se va a arrepentir de haber sido tan reverendo imbécil. Nadie es indispensable, cielo. Tal vez él quería pisotearte de esa manera, quería verte triste por alimentar su ego, pero no le des el gusto Aghlae... no se lo des.

Levanto la cara y lo veo, y entonces empiezo a llorar desconsoladamente, no tanto porque me había hecho ver la realidad de una forma tan cruda, sino porque me caí en cuenta que nunca podré tener un novio como él, Ian es todo lo que una mujer quiere y nunca podrá tener.

Lo miro con profunda tristeza y desilusión, el está todavía en cuclillas, lo analizo de pies a cabeza, y sí, allí está mi amigo el que nunca me deja sola, consolándome una vez más. Me levanto y me voy corriendo porque la realidad de que él es lo que quiero, y que está mal porque es mi amigo, empieza a calarme tan fuerte como si tuviera un mar furioso dentro de mí que me golpeara el interior.

—Genial, lo has jodido más, Ian -menciona Katherine con gesto enfadado.

Ian solo contempla como me voy con mirada triste y culposa, con sus manos metidas en los bolsillos delanteros del pantalón.

-
Esa noche sólo me la pasé llorando (como la última semana) pero esta vez por una razón diferente, porque me había dado cuenta de la clase de persona que es Ian, algo que quisiera tener en una relación, pero nunca podría. Porque ya no existen los hombres así, y cuando al final pareces encontrarlos, te das cuenta que van a tener un hijo.
Lloré por todo esa noche, y pasé sin dormir toda la madrugada pensando en lo que me había dicho Ian y Kate.
Era viernes, así que podría quedarme toda la noche sin preocupación alguna, aunque siendo sincera no me habría importado faltar a la universidad un día más.

Hola, he regresado. Había estado muy ocupada con la universidad y no había tenido mucho tiempo de actualizar, pero aquí está el onceavo capítulo.
Espero les guste.
:)

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⏰ Última actualización: Mar 20, 2016 ⏰

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