Terminé la escuela. Ya empieza mi verano. Estoy haciendo las maletas e intento no olvidarme nada.
En el coche, pienso en tí. Al fin y al cabo soñé que siempre iría al lado. Me dí cuenta que eso que inventamos de pequeños ya no existe, ahora sólo existe el pasado.
Y ahora me toca entender, qué hacer sin tus abrazos. Me toca aprender a cómo dejar de querer. Empezar de cero.
Sólo deseo que todo vuelva a empezar y que todo venga de cero. En ocasiones, quisiera no haberte conocido. Pero a la vez eres ese regalo que la vida pone al lado, pero que tú ni yo hemos cuidado.
Pero cuando me pongo a pensar en todos nuestros momentos juntos, siempre se me salta alguna lágrima. Hemos vivido tanto, que para mí ha sido corto. Porque eso de pasarte a buscar, mandarte un mensaje, y hecharte de menos, era mi día a día.
Que no quisiera comer, concentrarme ni hablar porque quiero ir mas lejos. Lejos contigo a bailar, a dejarnos llevar sin seguir los consejos.
Porque es que te quiero más que este tiempo atrás. Y mirar que lo que hay es verdad, hay amor, aunque tú no le pongas nombre.
Esperarte bajar siempre es igual, porque cuando te veo, me muero. Y va pasando el tiempo, y yo solo quiero inventarme una palabra acorde a todo lo que siento por tí...
Acabo de llegar. Siento el fresco olor del mar. Ese olor a sal que me recuerda tanto aquellas noches de hogueras en el jardín. Aquellas noches de amistad, sólo de amistad, claro.
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Cuando encienda el Wi-Fi.
DiversosOs animo a que leais la historia hasta el final. Ahí esta la verdadera gracia, y comprendereis el verdadero sentido.