Capítulo 4

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Tiré de sus manos, con fuerza, e hice que se tumbase boca arriba en mi cama. Acaricié todo su cuerpo, desde los pies hasta el rostro con mis labios y mis pechos, haciendo que su respiración se entrecortase de vez en cuando. Sabía que quería correrse. Estaba listo para dejarse llevar por el clímax que comenzaba a sentir en su pene y sus testículos, pero aguantó. Cuando mis pechos rozaron uno a uno su rostro, no pudo contenerse y me los sujetó con fuerza, para lamerlos y succionarlos tan apasionadamente que casi consigue que llegue a explotar del deseo que me sacudía. Jamás hubiese imaginado que sentiría tanta excitación en esa parte de mi anatomía.

Tomó mi cintura con ambas manos, y me sujetó con firmeza. Hizo que me bajase de su cintura y me dirigió hasta situarme de espaldas a él. Apoyé mis manos en el cabecero de la cama, mientras le sentía detrás de mí. Cogió mis pechos con ambas manos y besó mi cuello. Abrí mis piernas y me incliné, para facilitarle la penetración. Todo mi sexo estaba húmedo y deseoso de ser embestido duramente por el hombre que había en mi cama. Cuando lo introdujo en mi húmeda vagina, una corriente de lujuria me atravesó. Había estado deseando fervientemente sentir cómo me llenaba y completaba; y no me decepcionó. Rodeó mi cintura con su brazo derecho y comenzó a darme unas embestidas tan fuertes que perdí la consciencia del lugar en el que estábamos. Me concentré sólo en sus rápidas y resbaladizas entradas y salidas. Intenté aguantar, pero no pude. Llegó un momento en el que aquel hormigueo que sentía en el interior de mi vagina, comenzó a engrandecerse hasta el punto de hacerme temblar y gritar tan fuertemente que, sin pretenderlo, excité aún más a mi amante. A los pocos segundos me acompañó y sentí su orgasmo en mi interior. Su pene se había puesto aún más duro y palpitaba al compás de su deseo.

Su respiración, agitada, fue relajándose poco a poco y apoyó su barbilla sobre mi hombro. Me abrazó y me besó en el cuello. Los latidos de mi corazón se perdieron entre sus manos, que sujetaban con firmeza mis pechos. Poco a poco se fue separando de mí y volví a tumbarme, exhausta, sobre el colchón. Escuché, entre la oscuridad de la habitación, cómo se vestía.

— ¿Volverás? – Le pregunté, con voz ronca.

— ¿Quieres que vuelva? – Parecía sorprendido ante mi pregunta.

— Sí.

Segundos después salió, sin decir nada, y cerró la puerta de mi apartamento. No sabía quién era, ni cómo había entrado en mi hogar; pero estaba segura que volvería.

Cuando sonó el despertador a las seis de la mañana, abrí mis ojos y lo apagué. Me sentía sumamente relajada y sonreí. Por un momento me pregunté si aquella visita nocturna había sido real o sólo un sueño, pero al ver parte del envoltorio de un preservativo sobre mi mesita de noche, supe que no habían sido imaginaciones mías. Me di una ducha de agua fría y quince minutos después estaba lista frente mi armario. Me sentía distinta.

Era la misma ____, pero todo había cambiado. Cuando abrí el ropero, reí al ver el repertorio de prendas cómodas, pero horteras, colgadas en sus perchas. Busqué hasta que di con un top palabra de honor verde botella y unos pantalones tejanos de corte pirata. Busqué una camiseta ancha de cuello asimétrico, morada, y me la puse. Dejaba un hombro al descubierto y se veía parte del top que llevaba debajo. El conjunto en general me hacía sentir sexy. Pensé en mi amante nocturno y sonreí de nuevo. Recogí mi cabello en un moño improvisado y me maquille. Abrí mi pequeño joyero y cogí unos aros de plata, una gargantilla y varias pulseras, todo del mismo material. Me puse unas sandalias cómodas y tras tomar un corto desayuno, y coger mi bolso, salí del apartamento.

Sonreí para mis adentros al observar cómo me miraban algunos vecinos que hasta entonces no habían reparado en mí. Pensé lo que diría Ale si me viese. Mientras estaba en el bus, leyendo un libro, recibí una llamada suya.

En la oscuridad - Cameron & Aaron (HOT)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora