Capítulo 9

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Cuando a la mañana siguiente volví a salir para ir a trabajar, me quedé estupefacta. No había una rosa pegada a la pared, sino dos docenas de rosas rojas, en un ramo bellamente adornado. Estaban apoyadas en la pared frente a mi puerta, para que fuese lo primero que viese al abrirla.

Tuve que ser fuerte para no tomar el ramo, ni acercarme siquiera a ver si había una tarjeta entre las flores. Sentí una presión en la boca del estómago y estuve a punto de echarme a llorar. Iba a ser más difícil de lo que pensaba. No había llegado a la puerta del edificio cuando comencé a llorar sin consuelo. Tapé mi rostro con ambas manos y me apoyé en la pared. Algunos vecinos pasaron por mi lado pero no se pararon. Supongo que les debió dar vergüenza preguntar. Cuando me tranquilicé, me puse mis enormes gafas de sol y me enfrenté a la cruda realidad. No iba a volver a verle nunca más. Aquello había terminado.

En el trayecto hasta la escuela infantil, fui leyendo un libro, o más bien, intentando leerlo. Me pregunté a mí misma si estaba segura de lo que estaba haciendo y que si luego no me arrepentiría, y decidí que no podía guardar este secreto por más tiempo. Debía contárselo a Ale y pedirle consejo. Al fin y al cabo era mi mejor amiga. Justo antes de entrar a trabajar, la llamé al móvil y tardó un rato en contestar.

— ¡Hola cariño! – Me saludó muy efusiva-. ¿Cómo estás? No sé nada de ti desde el domingo y estamos a miércoles.

— Ale... Tenemos que hablar. Me ha ocurrido algo y aunque he intentado ocultártelo, ya no puedo más... No me siento bien y necesito desahogarme. – Le hablé rápidamente, para evitar que mi voz se quebrase, pero aun así, ella lo notó.

— ____, ¿estás bien? O sea, ¿estás enferma? ¿Es eso?

— Estoy bien de salud, no te preocupes por eso. Me ha sucedido algo y... Ale, por teléfono, no. ¿Puedes recogerme a la salida del trabajo y vamos a tomarnos algo?

— De acuerdo. Como quieras. Oye, tengo que ir al hotel donde vamos a celebrar el banquete. ¿Te importa si nos tomamos algo allí?

— Me parece perfecto, pero sin Michael, por favor. Esto es privado.

— Vaya, pues sí que debe ser importante para que no quieras que se entere.

— Es algo muy delicado. Ni siquiera sé si tú lo vas a entender.

— ¿No habrás vuelto con Ryan? – Gritó, más que preguntó -. Porque no puedo imaginarme nada más grave que eso.

— Pues en cierto modo lo es.

— Dios, ____, ¿qué has hecho? Te recogeré a las cinco. Seré puntual.

— Gracias.

A veces, hasta el trabajo más tedioso o aburrido es de agradecer cuando se está en una situación tan complicada como la mía. Aquel día no sé qué es lo que pasaba, pero estaban todos los niños revolucionados. Cuando llegó la hora de salir, suspiré y me alegré de perderlos de vista hasta el día siguiente. Les quería, pero en estos momentos me encontraba tan mal que no soportaba nada.

Subí al coche de Ale y ésta me dio un beso y un abrazo al ver mi triste rostro. No pude evitar echarme a llorar sobre su hombro y ella suspiró, un tanto inquieta.

— Creo que será mejor que me lo cuentes ahora, en lugar del hotel. No quiero dar un espectáculo allí si me enfado contigo.

— Lo último que necesito es que te enfades conmigo. Ya me siento bastante mal conmigo misma.

— Desembucha.

— Desde el miércoles pasado me estoy acostando con alguien.

— ¿Qué? – Rió -. ¿Y por eso estás así? Ya sé que Cameron y tú...

En la oscuridad - Cameron & Aaron (HOT)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora