Capítulo 5

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Debe ver mi cara de desconcierto , porque se pone colorado y se aclara la garganta.

- Me gustas Kate, desde el primer momento en el que te vi en el parque jugando con tu oso de peluche, cuando te vi sabía que serías la indicada, nuestras mamás se llevaban bien, hasta ahora, y cada vez que te miro es como si el mundo no existiera, como si sólo existieras tu, es vergonzoso aceptarlo, he intentado enamorarme de alguien más pero no puedo, lo más cerca que estuve fue cuando conocí a Rebeca, pero aun así ese sentimiento sólo se ocultó bajo la arena,para más tarde salir, traté de alejarme de ti por eso ya no hablábamos mucho, pero me hacía falta, me hacías falta, tal vez estés desconectada ya que soy tu amigo de toda la vida pero no pretendo seguir ocultandolo, se suponía que la cena era para confesar mis sentimientos, pero tu presencia hace que me marché a otro mundo, me olvidó de los demás, de las cosas que son importantes, de todo, sólo se que quiero hacerte reír y aunque aveces no lo haga intencionalmente lo hago, y es lo que importa, pasar bien el rato, pasar bien contigo.

¡Oh por Dios!

No se que debo decir el esta demasiado inspirado como para salir con mis tonterías de "Repitelo que no entendí nada".

-Yo... eh... No se que decir.- tartamudeo miéntras bajo mi vista hacia la bandeja que casi se cae en la cama.- Debemos darnos un tiempo... - aclaro mi garganta.- Ya sabes para cortejarnos y cosas asi, esas cosas que dan diabetes...- me calló por un momento. - Tu también me gustas... - las palabras salen de mis labios demasiado rápido sin que yo pueda evitarlo.

- No me lo esperaba.- responde Ethan asombrado con los ojos como platos.

Sonríe.

-Bueno iremos a un día de campo.¿Te apetece?. - pregunta Ethan mientras recoge la bandeja de comida, y to le arrebató el sándwich y me lo como.

-Claro...¿Ya lo sabe Martha?.- pregunto mientras me levanto para arreglarme.

Llevo el mismo vestido de ayer, y mis tacones están cerca de la puerta, me voy a dirigir para cogerlos cuando Ethan me muestra una bolsa.

-Si, ya lo sabe y también sabe que te compré esto para el día de campo. - responde miéntras agita la bolsa delante de mi.

Yo la tomó y veo que tiene un calentador muy bonito de color turquesa y un...

¡¿Sostén?!

Y es de...

¡¿Mi talla?!

¿Cómo sabe mi talla?

Ah, no y las sorpresas siguen remuevo la bolsa y veo que hay un cachetero a juego, medias y converse.

- Te lo pagaré... - digo aún asombrada por... por ¡TODO!.

- No hay problema es mi regalo de cumpleaños. - dice guiñandole un ojo cuando le regresó a ver.

- Pero si...

¡Mañana es mi cumpleaños!, casi lo olvido, estaba tan concentrada en el y en las tareas que se me paso por alto que faltaba un día para que cumpla los 18.

- Ah, lo olvide por completo. - dejó la bolsa en la cama y me acerco para darle un beso en la mejilla.- Gracias. - susurro.

Aun inconforme por no poder pagarselo me meto en la ducha y me doy un baño de diez minutos, me visto, me hago una coleta y salgo.

- ¿Cómo sabes mi talla?.- le pregunto sujetandome los pechos.- Me queda expectacular.

- Tu mamá me ayudó con eso.- dice sonriendo.

- Era de esperarmelo.- digo sonriendo aún más.

- ¿Vamos?.

- Vamos.- respondo asientiendo con la cabeza.

El camino es largo y conforme nos vamos acercando al lugar el paisaje cambia, la vegetación predomina, por el filo de las carreteras hay una excelente cantidad de árboles con hojas medio amarillentas. El clima es cálido y un poco húmedo pero se siente bien.

- Llegamos.- oigo decir a Ethan. - Desde aquí tenemos que caminar.

Aparca el coche a un lado del camino y bajamos, el aire es liviano y una ligera capa de viento me hecha los mechones sueltos de cabello hacia atrás, el ambiente huele a pino, no hay más coches así que pienso que sólo estaremos los dos, ya casi es hora del almuerzo y me muero de hambre.

Caminamos en silencio por el cendero de tierra y arcilla, contemplando la hermosura del paisaje, Ethan lleva la bolsa mas pesada y yo la menos pesada. Es demasiado refrescante caminar por aquí, respirar aire puro es algo tan agradable.

- Me gusta mucho este lugar... - susurro mientras veo una ardilla escabullendose por entre las ramas.

- ¿Si? Es mi lugar favorito. - dice sonriendo.

- Desde ahora también será el mío. - digo devolviendole una sonrisa.

Después de caminar media hora llegamos, es un lugar hermoso, una pequeña cascada cae desde una montaña, varios árboles están repartidos por el lugar dándonos una sombra agradable y fresca, decidimos montar la carpa cerca del lago y poner una manta un poco lejos de la carpa para comer.

La comida esta deliciosa, optamos por llevar pescado asado con papas y verduras, de postre un pastel de naranja que preparó mamá y para beber un riquísimo batido de mora.

- Terminé. - digo frotando mi vientre que esta algo hinchado por la comida.

- Yo igual. - responde Ethan mientras hace lo mismo.

- Pareces embarazado. - digo bromeando y riendo un poco.

- ¡Uf! Lo sospechaba, Kate tengo que decirte algo... - se pone demasiado serio que de pronto llegó a asustarme de que fuera algo grave. Hace una larga pausa y continua.- Kate... creo que.... el hijo es tuyo.

Me río como una loca, pensé que era algo grave pero el idiota sólo lo hacía para asustarme. Me dejo caer en el pasto húmedo y me sujetó la barriga.

- Ay... Dios. - digo entre respiraciones entrecortadas.

Entonces todo pasa demasiado rapido,Ethan se abalanza sobre mi de modo que yo estoy aplastada contra su pecho con mis muñecas a ambos lados de mi cabeza sujetadas por el y me da un beso apasionado, primero empieza suave y lento pero después lo hace rápido y con desesperación, me quedo anonadada, pero mis labios se mueven involuntariamente, cierro los ojos y un millón de sensaciones nacen en mi vientre, se siente bien, se siente demasiado bien.

El beso vuelve a ser suave pero apasionado, besa demasiado bien, es un experto besando.

Nos separamos para respirar y el sonríe, su sonrisa es tierna, como la de un chico enamorado, me derrito y le devuelvo la sonrisa.

- Lo siento.. - se disculpa pero no se mueve.- Ya no puedo soportar verte y no besarte.

- No importa.. - hago un esfuerzo para medio levantarme y le doy un beso casto en los labios.

El sonríe y se acerca para que nuestras narices se rocen.

- Eres tan preciosa. - dice mientras observa mi reacción.

Yo me sonrojo e instintivamente apartó la mirada, el ríe, su risa es suave y calmada, no es de esas risas que son para burlarse, son de esas risas suaves que uno suelta cuando ve algo tierno.

- Tu no estas nada mal... - digo sonriendo volviendo a verle a los ojos.

El huele a especias, es un olor agradable, recuerdo que así olían las camisas de papá, claro, cuando aún estaban en su armario, yo solía ir allí cada vez que me sentía triste por algo, ese olor me reconfortaba y me calmaba.

Se aparta y se sienta a mi lado, le dije que esperará, que necesitábamos tiempo de cortejarnos, porque ya nos conocemos demasiado bien, el hasta ya conoce mi talla de sostén, eso es demasiado.

Bueno o eso creía antes de que me besara de esa forma.

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