De camino a casa me pase por una tienda de mascotas hasta que logre encontrar a Celia, mi hermosa tarántula, Ethan no estuvo de acuerdo en que me vengara porque dice que eso mata el alma y la envenena pero no me quedaré con esas ganas de verla gritar del susto.
- Aún no estoy de acuerdo cariño.- dice Ethan con cara de desaprobación.- Si quieres voy a hablar con ella.
El tranquilo y delicado sorbo que le di a mi café se queda en mi GRGANTAAA.
- Disculpa, amor, ¿Escuché bien?
- Que si quie...
- Nooooo, si te escuché, no lo repitas, amor, reatziona.
Ethan soltó una carcajada.
- ¿Reatziona?, es enserio.
- Si, mira. - otro sorbo de café. - No es nada del otro mundo encontrarse una Tarántula supongo que no se ha de llevar un susto mayor.
- Pero y si...
- Pero y si nada Ethan, ¿Me vas a ayudar o no?
Ethan suspira con frustración.
- Supongo que no me queda de otra.
- Buen niño. - respondí premiandolo con un piquito.
Me dedico una sonrisa de lado que me provocó ternura asi que...
LO AGARRÉ DEL CACHETE ♡
- Auch. - se quejó. - Grosera.
- Esta grosera te quiere, baby. - dije giñandole un ojo.
- Pero no más que esta bola de plastilina. - replicó señalando su cachete.
Ambos reímos y bajamos del auto, caminamos hasta la entrada del instituto, pero un momento esas preciosas y rellenas nalgas de Ethan me están provocando.
Oh, si bebé, vengachepaca.
Amase su trasero con las dos manos, cosa que le sorprendió y se giró asustado.
- Lo siento cariño, con esas nalguitas no se puede. - me expliqué.
- ¿Son muy sensuales verdad?
- P-E-R-F-E-C-T-A-S.
Ethan ríe.
Es ahora o nunca, sacó de mi bolso un frasco en el que se encuentra mi amiga peluda, lo abro y la depositó dentro del cajón de la mesa de Rebeca.
-Ya quiero ver su cara. - ríe Char malévola.
Quince minutos más tarde Rebeca toma asiento y abre su cajón para sacar su cuadernillo de apuntes, antes de que su compañero pueda alertarle de que hay algo ahí Rebeca ya la tocó y comenzó a gritar. Su cara se tornó de color verde blanquecino y comenzó a dar saltitos lanzando maldiciones y agitando sus brazos como una loca.
Char y yo no paramos de reír al igual que todos los compañeros de clase, Rebeca salió corriendo en sus tacones de aguja, lo que le ocasionó que diera pasos torpez y casi pero.... casi caiga, hubiese sido mucho mas cómico.
- Basta señores. - calló el Sr. Calahan.
La clase guardó silencio.
Y la clase comenzó no si alegrarle el día a muchas personas.
A la hora del almuerzo Martha me llevó a un restaurante en el centro de la ciudad, me comentó que tenía que viajar por una semana, motivo por el cual tenía casa sola ya que mi tía Lau no puede venir a cuidarme.
- Ya estoy grandecita como para tener una niñera.
- Si, pero a duras penas puedes preparar el desayuno. - dijo dándole un sorbo a su agua. - Pero bueno, ya que tú tía no puede tendré que dejarte dinero para que salgas a comer.
- Yo no tengo ningún problema.
Martha frunce el seño y me explica dónde deja el dinero, cuanto debo gastar cada día.
- Sólo cuarenta dólares diarios ¿Entendido?
- Si, capitana
- Bueno vamos, tengo que hacer mi maleta y más tarde ya me iré.
Nos dirigimos a casa, le ayude a armar su maleta, me conversó a donde tenía que ir y que es lo que tenía que hacer, a las seis en punto de la tarde el auto de la empresa pasó a recogerla, me dio un beso.
- Portate bien. Adiós Kate.
- Adiós ma.
Y se marchó.
Los siguientes dos días fueron aburridos y sin casi nada interesante excepto porque me llamaron a retención por haber puesto esa arañita en el puesto de Rebeca.
- Por fin se acabaron los dos días de castigo, trabajar en la cafetería es un infierno. - me queje exhausta.
- Te entiendo cariño. - dijo dándome un suave beso. - Te extrañe, corazón.
- Yo mucho más.
- ¿Vamos por un helado?
- ¡Cereza y chicle!
ESTÁS LEYENDO
¿Amigos?
RomanceKatherine es una chica insegura de su capacidad de amar, con ella es todo o nada, pero eso le ha dado varios problemas, porque ha entregado su corazón dos veces y esas dos veces se han ido a la basura. ¿Jonac será capas de arrebatarle esas insegurid...