Prólogo

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"Nunca rompas el silencio si no es para mejorarlo". Dijo una vez Ludwig van Beethoven, esta frase debió gustarle tanto a mis padres que decidieron ponerme su nombre con la esperanza de que algún día me convirtiese en un gran músico, sin embargo esto nunca sucedió, y a día de hoy no soy más que un haraposo superviviente de un apocalipsis zombie, alguien al que se le da bien desaparecer de los sitios sin hacer ruido, alguien al que la suerte le sonríe más de una vez, quizá por eso sigo con vida, porque se me da bien el sigilo, porque soy como el filo de una navaja, sigiloso y afortunado al mismo tiempo. Tengo 34 años y me llamo Ludwig, aunque todos me llaman Ludi y esta es mi historia, una historia que cuenta las cosas que ocurren cuando alguien afortunado como yo rompe el silencio en el momento menos oportuno. 

Nunca rompas el silencioDonde viven las historias. Descúbrelo ahora