8- La muerte acecha

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Varias horas después.

Cuando llegamos cerca del campamento se escucharon sonidos y entonces nos acercamos lentamente sin hacer ruido arrastrando nuestros pies por la maleza. Era un asentamiento cercano a la carretera en una especie de pradera poco protegida, un lugar improvisado, ya en su momento dije que era una mala idea pero estábamos demasiado cansados como para recorrer más kilómetros.

 Will iba delante  y Mara y Jo estaban detrás de mi con un semblante muy serio.  Will se volvió hacia nosotros y se llevó uno de los dedos a los labios. ─No hagáis ruido, no estamos solos.           Nos advirtió. 

Acto seguido todos desenfundamos nuestras armas, y estuvimos alerta ante cualquier movimiento o sonido extraño. El sudor se hizo de notar en el ambiente y los nervios estaban a flor de piel, estábamos los tres pálidos por la tensión  y lo que encontramos no fue de nuestro agrado. Cuando nos acercamos escuchamos unos gruñidos y un hedor fuerte y desagradable impregnó la atmósfera.

─Grr. Se escuchó.

Eran Alice y Tim convertidos, estaban arrodillados cerca de nosotros devorando los intestinos de Sam. A unos metros estaba el cuerpo de Alex muerto, lo habían decapitado y no habían ni rastro de su cabeza, solo quedaba su cuerpo desnudo, hundido en un charco de sangre. Quedamos perplejos y atemorizados.

─Dios mío ¿Quién a podido hacer esto? ─Preguntó Will totalmente horrorizado. 

Me acerqué furioso a los dos zombis y antes de que pudieran reaccionar les asesté un flechazo en la cabeza a cada uno, luego dejaron de moverse. Después no recuerdo mucho más. Escuché muchas voces y luego nada. Supongo que nos tendieron una emboscada, no lo vimos llegar, todo sucedió demasiado rápido.

 Doce soldados nos rodearon antes de que nos diésemos cuenta, uno de ellos me golpeó con la culata de su fusil. El golpe fue enorme, todo se apagó y cuando volví a reaccionar estaba encerrado. Quizá fuera amnesia temporal, pero en cualquier caso no lograba recordar donde me habían llevado ni donde estaban los demás. Habíamos vuelto a caer en una trampa.


Un día después .                                                                          En algún lugar subterráneo.

Las voces comenzaron a hacer eco.

Todos carcomidos, miles y miles  carcomidos. Decía alguien. 

!Ahhh! no fui yo, no soy yo, lo juro.Decía otro. 

Notaba la humedad recorrer todo mi cuerpo, estaba tumbado en el suelo, magullado y débil en un lugar subterráneo y oscuro. No veía nada que no pudiera ser producto de un brote psicótico sin embargo todo era real. 

¿Qué demonios pasa? Pregunté antes incluso de tener las cosas claras. 

Mi nombre es Paul, tu debes de ser el nuevo.Dijo una voz misteriosa. 

Había recobrado el conocimiento por completo y logré incorporarme. Estaba en una especie de jaula, encerrado con al menos diez personas más. Afuera de la jaula había un pasillo enmohecido de unos tres metros de largo que se extendía a izquierda y derecha y justo enfrente había otra jaula que aguardaba a más gente en su interior, parecía una especie de cárcel. 

Muchas de las personas que vi estaban mutiladas, les faltaban piernas, brazos, algunos tenían el rostro desfigurado, unos cuantos me miraban esperando una clara reacción por mi parte, sin embargo no dije nada, permanecí en silencio llevándome las manos a la cabeza hasta que volvió a hablar el mismo de antes.

Nunca rompas el silencioDonde viven las historias. Descúbrelo ahora