Asquerosa, así es como se podría definir la mañana de hoy. Y no ha sido solo porque la gente me mirara mal, sino que además cuchicheaban tanto de mí que me pitaban los oídos.
En el descanso no había nadie que se quisiera juntar conmigo. Las chicas me tenían "envidia" y los chicos iban afuera a fumar y hablar de cosas sin mucha importancia, por lo que mi única opción fue quedarme marginada. Al salir afuera me quede apartada de la humanidad en un rincón, mirando mi móvil y comiendo una barrita, pero justo cuando iba a abrir mi comida alguien me la quita de un tirón
—¿Qué tal marginada?—dijo mientras se sentaba a mi lado.
—No tan bien como tú, ¿qué haces aquí, no estás con tus amigos?
—Se está mejor aquí, no quiero verte marginada por mi culpa, alguien tiene que cocinar en casa—respondió mientras me guiñaba un ojo.
—Eh no seas machista, que yo sepa tienes dos manos. Otra cosa es que no sepas cocinar
—Relaja, que iba en broma. Vamos levanta, te llevo a tu clase—contestó.
Durante camino de vuelta no hablamos mucho, más bien se burlo de mí y me vacilo. No sé que es peor, estar marginada o tener la compañía del demonio pelirrojo.
—Recuerda que a la salida te llevo yo, Abril—soltó mientras me daba un beso en la mano.
—¿Así es como ligas con las tías? Espero que conmigo no intentes nada, sino tu amigo de ahí abajo dejara de funcionar como órgano—sentencié.
—La pequeña gatita saca sus garras, además de que sabe morder muy bien—Dice mientras se aleja—No te preocupes, no quiero nada contigo, eres demasiado plana—dijo mientras desaparecía por el pasillo.
Más le vale que no intente nada, porque sino tendrá que buscarse otra compañera que aguante sus tonterías.