Cené la única pizza que quedaba y me fui a la cama, pero no pude dormir hasta la madrugada ya que en la otra habitación se escuchaban gemidos, realmente se lo están pasando genial a las dos de la madrugada.
Al día siguiente no me levante hasta la una de la mañana gracias al maldito compañero de piso, le voy a cantar las cuarenta.
—¡Oye tú, abre la puerta!—dije golpeando la puerta.
Hoy no tiene escapatoria, es sábado y seguro que no trabaja.
—¿No has escuchado? Abre la puerta o la tiro, ¡soy cinturón negro!—sentencie.
Pero a pesar de mis gritos no abrió la puerta, por lo que decidí pasar al plan B. Haré unas tortitas, las dejaré en el comedor y haré como si me hubiera ido de casa.
Al terminar de cocinar inicie mi pequeño plan y me fui de casa, dando un portazo. Salí corriendo a esconderme en las sillas del comedor. Vi una sombra y decidí entrar sigilosamente en su cuarto, de esta manera le pillaría en su habitación y ya no tendría escapatoria.
—Parece que abrir la puerta para comer no te cuesta, pero para hablar con tu compañera de piso te pesa la vida—dije cuando entró en su cuarto.
—¡Maldita loca!—respondió mientras intentaba abrir la puerta.
—Lo siento, pero no vas a huir más—sentencie.
Vi esta foto en internet y no pude evitar ponerla aquí para que vosotras también os riáis un poquito 😂😂
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