XII

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Se fue el amor de mi vida, y entre sus manos se llevó la mía. Se fue y nos nos dimos el último adiós. Se fue, la dejé ir, sintiendo un dolor en mi corazón.

Tal vez, sólo tal vez, dejaré de amarla, sólo cuando el tiempo y la distancia sean tan largas que ya su recuerdo se pierda entre los vestigios del amor que un día sentí por ella.

Se fue, y desde ese día mi corazón no recuerda lo que es la felicidad. La felicidad era verla, sonreír, y sentir más fuerte mi corazón latir.

Retrato Escrito de un Joven DespavoridoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora