La amé

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Y a pesar que su cercana lejanía la recuerdo, vaya que la recuerdo. ¿Cómo no recordar aquella sonrisa suelta, desprevenida, tierna?

Y que la amé, sí, la amé sin remordimiento, sin futuro presagio, la amé, le di todo lo mío, lo que tenía y lo que me faltaba. La amé. Le dediqué mi vida, mi esperanza, mis sueños.

Sueños de ella, sueños de felicidad - ¿acaso sigo siendo feliz? Lo era, por ella lo era, la felicidad contenida en un lugar, sus ojos, su boca, su lunar, ella era la felicidad mía.

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¿No les ha pasado que se pierden en la dulzura del pensamiento y la soledad se vuelve algo que puede llegar a anhelarse?

Retrato Escrito de un Joven DespavoridoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora