Capítulo 7: Rumbo fijo

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Rubelangel (Narra Rubius)

Todo esto se podría definir como una auténtica locura. Aún creía en la posibilidad de que esto fuera una pesadilla y me despertara dentro de poco, en mi casa, a salvo...

Pero el terror era demasiado real para que todo esto fuera un simple sueño, una jugada de mi mente. No, esto era real.

Menos mal que no estaba solo en esta locura... Mangel estaba conmigo. Mantenía siempre la pistola agarrada con firmeza y miraba a todos lados como si fuera un completo experto.

-Tenemo ke conseguirte un arma.-me dijo. Aún seguíamos dentro de la tienda porque por ahora lo veíamos el refugio más seguro hasta que trazáramos un plan sin que nos peguen un tiro en la cabeza, básicamente.

El simple hecho de imaginarme a mí con una pistola DE VERDAD en la mano e ir matando a personas también armadas con pistolas DE VERDAD no me hacía ninguna gracia.

-¿Tú me ves a mí con eso? Probablemente solo la utilice para tirársela a algún pavo y salir corriendo...

-Oie, al menos la usara para algo.-se encogió de hombros él y consiguió sacarme una sonrisa.

-Pero de todas maneras, al tío que tenemos detrás se la hemos quitado de chiripa. No va a ser nada fácil conseguir una. Yo, sin embargo, creo que soy más útil con un palo de esos que salen de los escombros, seguro que con eso me lío a ostias y no queda ni uno.

-Rubiuh, lo palos no salen de lo escombro. Y como tengas a un tío a no sé cuantos metro armado, ¿qué haces?

-Pero si mi palo va ser muy largo, chaval. Como uno que tengo aquí debajo... ¿sabes?-me reí ante mi ocurrencia.

-Anda, tira a buscar si eso argo.-me hizo un gesto con la mano, como diciendo que me largara por allí-Luego vuelve, tenemos que pensar a algún lugar por dónde ir. Yo voy a mira la tienda a ve si hay argo úti.

-¡Oído sargento!-le hice un saludo militar y me dirigí fuera de la tienda. La broma me había subido un poco el ánimo y me alejó un poco de la realidad en la que vivía, la de que estaba en medio de una guerra DE VERDAD y esto no era un maldito videojuego, pero yo seguía por ahí, saltando los escombros encerrado en mi pompa de felicidad.

Cuando me tropecé con una roca más grande que mi cabeza y al poner las manos en el suelo para no comérmelo y hacerme polvo la rodilla al caer sobre un cristal se reventó un poco la mierda de pompa, la verdad.

-Jooooder...-dije levantándome rápidamente y mirándome la rodilla. El cristal me había desgarrado el pantalón de pijama pero no había llegado a cortarme.

Me sacudí el polvo y demás cosas que se me habían quedado pegadas en las manos y me puse a buscar en serio algo con lo que defenderme. Las calles estaban completamente desiertas y sólo se oía el ruido lejano propio de una guerra: chillidos, disparos, edificios viniéndose abajo...

Así dicho puede parecer que no me importaba nada, pero la piel la seguía teniendo de gallina desde que me levanté de la cama y oí (más bien dicho, sentí) la primera bomba. Menos mal que con eso habían parado.

Vi a lo lejos un palo de hierro que estaba doblado en un ángulo extraño, que me podía valer. Miré hacia atrás un momento y vi a Mangel, parapateado con la pistola en la mano, preparado para cualquier hombre que se me acercara. La verdad que se le daba bien el papel de soldado de guerra. Se le veía completamente seguro en todo lo que hacía, calculando cada movimiento.

Realidad Virtual (Rubelangel~Wigetta~Lutaxx) PAUSADADonde viven las historias. Descúbrelo ahora