Capítulo 1: El diente de león

115 10 0
                                    

Luego de la segunda semana de clases, por fin llegaba el fin de semana. Estaba feliz por haber visto a mis compañeros, pero por una parte me faltaba algo. Una de mis mejores amigas se fue a vivir a una ciudad. Es horrible que la persona que más te conoce se aleje, aun más si estás en plena adolescencia. Al principio creí que no se iría, estaba demasiado acostumbrada a estar con ella, me era casi imposible pensar que al salir de clases no veríamos una película mamona o prepararíamos comida bajo la incansable lluvia de nuestro pueblo.

Pero se fue...

Ahora tiene nuevos amigos, amigos que nunca hubiera conocido si se hubiera quedado. Pero me conformo con pensar que en un universo paralelo, seguimos unidas.

Me siento rara, el día está bonito, hace calor y todos disfrutan, ya que son muy pocas veces al año que el tiempo está así, pero no quiero salir, o tal vez si, pero no tengo con quién. Llamé a una amiga, pero no me contestó, seguramente ya había salido.

La hora pasa rápido, ya son las 6:00 de la tarde, faltan dos horas para el atardecer. Pienso en si quedarme en casa afectará en algo a mi futuro, ¿cómo algo tan insignificante como eso puede cambiar radicalmente el futuro?, no lo creo, ya habrá otro día para salir. 

Busco mi mp4 y coloco la canción To all of you de Syd Matters, desde que jugué Life is Strange que no paro de escuchar sus canciones. Estaba por acostarme a disfrutar la canción cuando mi hermana menor me pide que la acompañe a comprar unos materiales. Es muy raro de su parte, jamás creí que querría salir conmigo, pero pensé en que estos son mis últimos años viviendo juntas y debo pasar más tiempo con ella. 

El día estaba realmente hermoso, que suerte que salí. El negocio más cercano estaba a 5 minutos, ventajas de vivir en un pueblo pequeño, sin embargo estaba cerrado. Tendríamos que ir al otro lado. 

—Oye y... ¿no te gusta ningún niño de tu clase? —Le pregunté para entrar en confianza.

—No, todos son feos. —dijo con una cara burlona—. ¿Y a ti? 

—Naa... eso no me interesa por ahora.

Hace más de un año que no estaba con nadie, tal vez era hora de encontrar el amor, ¿No? Cruzamos la calle, en la vereda de al frente se podían apreciar muchas flores sobre el pasto.

—¡Mira Fran!—dice mi hermana— ¡Un diente de león!, pidamos un deseo —grita eufórica.

Toma los dos más grandes y me pasa uno.

—¿Qué pedirás Fer? 

—Deseo que mi hermana se muera —dice entre risas, soplando con todas sus fuerzas el diente de león.

—¡Que chistosa!—menciono de forma sarcástica— pero no se cumplirá, no los soplaste todos.

—Entonces pásame el tuyo. 

—Jaja eso no.—y lo soplo sin más, no pedí ningún deseo, total todo estaba bien. ¿Y si deseaba que volviera mi amiga?, no, eso no. Ella está bastante feliz allá, tal vez mejor de lo que solía estar aquí. Me importa más su felicidad. Ya nos volveremos a ver, el destino se encargará de eso. Estoy segura... bueno, casi segura.




Pequeñas decisionesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora