Capítulo 6: Dentro de otra realidad

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¡Es que no lo creo! Tal vez es una joven parecida a mí. Muy parecida... además no ocuparía su ropa, no es mi estilo. No digo que le quede mal, al contrario, solo que ese abrigo y esos botines... prefiero una sudadera ancha y unas Converse. Se ve muy feliz entre el bullicio de las calles, no me agradaría estar ahí. En la circular pantalla que formó la mariposa, la imagen se acerca aun más hacia esa persona, viéndola con más claridad... 

Sí, esa joven era yo.

¿Pero cómo? ¿Cómo puedo estar ahí y aquí al mismo tiempo?  Nada tiene sentido, es uno de los sueños más locos que he tenido, si es que fuera un sueño. Tal vez estoy en coma y ya comencé a delirar. O algo más descabellado aun, estoy en otro plano... en otra dimensión, no lo sé.

En la pantalla puedo ver como espero una micro (probablemente) en el paradero. Estoy con un grupo de chicas que no logro reconocer, nunca las había visto. Me veo feliz, risueña, cómoda en ese ambiente. Una de mis acompañantes se acerca y me dice algo al oído a lo cual respondo con una carcajada. No puedo escuchar lo que hablan, ni el ruido de los autos ni el cantar de los pajaritos que vuelan de árbol en árbol; es como una especie de película muda, solo puedo ver lo que ocurre.

De pronto el grupo de chicas se exalta, la micro que esperaban ya venía. Entre todas le hacen señas para que pare, pero esta no disminuye su velocidad y siguió de largo. Una de las jóvenes levanta el dedo del medio en dirección a la micro. La alegría de las chicas se había ido. 

****

¿Acaso estaría todo ese rato viéndolas esperar? Qué sentido tenía... no entiendo por qué ocurre esto, Lo normal no es morir y ya. O tal vez no era el momento... aun me queda algo por hacer. 

Me concentro en la joven, en mí. ¿Qué pasará por su mente? ¿Estará consciente de lo de aquella noche, acaso viví y este es el futuro? De repente la imagen se vuelve borrosa, se mueve bruscamente, es como si la pantalla quisiera explotar. Se agranda, lo suficiente para que de un momento a otro dejara el oscuro lugar donde mi alma estaba y tomara el cuerpo de la joven en el paradero... mi propio cuerpo. Aquel círculo hecho por la mariposa dorada ¡Era una portal! 

 —¡Heeeey! ¡Fran! Pareciera que te hubieras ido por un minuto. ¿Te pasa algo?—me dice una chica bajita de ojos claros.

 —Déjala Nati, debe estar pensando en Diego—dice burlona la joven de enfrente.

Bajando el dedo del medio en dirección a la micro e integrándose en la conversación.— A cualquiera la dejaría así —dice la última chica del grupo—, ¡Es tan lindo! que envidia que se fije solo en ti.

—¿Qué?—digo totalmente confundida. 

—No te hagas nena, todos sabemos que terminarán juntos aunque te hagas la difícil—dice la chica atrevida que insultó al conductor del autobús.

Me quedo callada y miro extrañada hacia todos lados. Ya no veo todo desde la altura, lo estoy viviendo en carne propia. Ese ambiente, esas personas... todo es nuevo para mí. Observo a mis acompañantes, son tres chicas de mi edad aproximadamente. La primera que me hablo es de baja estatura y muy delgadita, tiene los ojos claros al igual que su cabello, el cual le llega a la altura del busto. La siguiente chica es bastante alta, morena de pelo castaño oscuro, muy liso, sin embargo lo que más destaca son sus hermosos ojos color verde pardo. La última joven es de estatura promedio, un poco robusta, de ojos color marrón y unas cuantas pecas sobre sus mejillas y en la nariz.

—¿A dónde vamos?—les digo aun confundida.

—A nuestras casas, a no ser que quieras pasar a otro lugar antes—me dice la chica de ojos verde pardo, aun con su tono burlón.

—Pame, Fabi dejen de molestarla—dice la joven bajita con una dulce voz—, no ven que la van a cohibir. 

Levanto mi brazo para ver la hora en mi reloj de muñeca, pero no lo llevo puesto. Las tres chicas me miran y sueltan una enorme carcajada, me hubiera reído con ellas sin duda, pero son tantas cosas las que me abarcan, tantos pensamientos, tanto miedo que me limito a sonreír fingidamente. Me encantaría estar sola para soltar toda la pena que llevo dentro, aunque no ayudaría a cambiar nada. 

 —¿Me dicen la hora?  

 —¿Por qué no la ves en tu super celular?—dice Pamela conteniendo aun la risa.

Meto la mano en mi bolsillo y sacó un enorme celular touch. ¿Qué pasó con mi pequeño nokia con teclitas? Lo desbloqueo automáticamente con un patrón que desconozco y veo la hora, son las 08:30 de la tarde. 

 —Nenas, ahí viene la otra micro—dice Fabiola, la joven de pequitas. 

 —¡Ooh! todas hagan dedo para que nos pesque—dice exaltada Nati—. ¡Ya po' Fran despierta!

Sacudo mi cabeza para volver en sí y levanto mi mano para hacer parar el autobús.

****

 El camino hacia mi supuesta casa fue eterno. Casi ni pesqué a mis amigas, si es que puedo llamarlas así. Estoy preocupada, no se donde estoy, ni qué pasó conmigo en mi otra vida, si estoy muerta o viva, o tal vez me reencarné. Siento que voy a explotar. 

Recuerdo haber leído algo sobre esto, los universos paralelos. ¡Sí! ¿Cómo era..? Existen millones de mundos igual al nuestro, realidades alternas, posiblemente hay millones de nosotros en otros universos, con distintas realidades. Todo por las pequeñas decisiones que tomaron.



Pequeñas decisionesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora