Capítulo 8: No se acuerda de mí

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  —¡Hey Frani, despierta!, ya estamos llegando al colegio—dice mi hermana sacudiéndome bruscamente por el brazo.

— ¿Ah?, Si si... ya lo vi—digo asustada, levantando mi cabeza del frío vidrio de aquella micro. Me había quedado dormida durante el trayecto. Por suerte la Fer estaba sentada a mi lado, si no hubiera pasado de largo.

La noche anterior no pude dormir pensando en todo lo que estaba pasando, y cómo lo afrontaría. ¿Las decisiones que tome en este mundo afectarían en el mío? No lo creo, sería imposible que ambos mundos estuvieran conectados. Solo debo pasar página, olvidarme de mi pasado en esta vida, total no me afecta y no puedo hacer nada para cambiarlo. Debo enfocarme en cómo salir de aquí, y hasta que no lo descubra debo pasar desapercibida, actuar normal... no creo que sea tan difícil, menos ahora que estoy más "actualizada". 

Durante la noche me di el tiempo de leer uno por uno todos lo chats que tengo en mi Whatsapp y Facebook. Ahora se quienes son mis amigos, mis compañeros de curso, a los que les caigo mal, los que me deberían caer mal y un largo etcétera. Sin embargo, en mis contactos no hay ni un amigo de mi mundo. ¡Cómo los extraño! Daría cualquier cosa tan solo con volver a verlos, chanchear con ellos, con abrazarlos... decirle a la Isa, a la Rita, la Anto, al chiki cuanto los necesito, lo mucho que me hacen falta. ¡OH EL CHIKI! mi amigo del alma...¡No he hablado con él desde el día anterior del accidente! ¿En este mundo nos conoceremos? 

Escucho un pitito bastante agudo, era la Fer apretando el botón de la micro para hacerla parar. Me levanto rápidamente del asiento y la sigo. Debíamos caminar unas dos cuadras desde el paradero para llegar al colegio, algo que no me gustó mucho ya que esa mañana hacia bastante frío, claro indicio que el verano había llegado a su fin. No hablamos casi nada con mi hermana durante el trayecto, aunque no me incomodó... lo menos que quería era tener que hablar de algo que no recordara. 

Levanto mi muñeca para ver la hora pero al recordar que no tenía reloj la bajo discretamente, estaba tan acostumbrada a él... al igual que a mis pulseras. Me sentía rara, mis muñecas estaban muy desnudas. La pulsera que más me gustaba era una color calipso que decía "Isabela", mi amiga me la regaló antes de irse, jamás me la sacaba. ¿Qué habrá sido de mi pulsera?

Una vez que llegamos al colegio lo primero que veo son mis tres amigas; Nati, Pamela y Fabi. 

—¡¡Chicaaaas!! ¿Cómo están?—les digo muy emocionada.

—A si que nuestra Fran volvió—y se larga a reir Fabiola, la joven robusta de pequitas. 

—Nunca se ha ido Fabi—digo alegremente. Me hubiera encantado que fuera así.

—Bueno, yo me voy con mi grupo—dice mi hermana—, adiós Frani, adiós chicas.

—¡Chai! —dicen las tres a la misma vez. Me da risa lo conectada que están.

—¿Por qué estas tan feliz Fran? ¡Ya! cuéntanos que te pasó—dice la Pame mirándome con sus profundos ojos verdes.

—Nada—digo sonriendo—, solo estoy feliz de verlas. Miento.

—Eso no te lo cree nadie nena—dice la Fabi con voz picarona.

—Dejen tranquila a mi amigui—dice la Nati—, si tiene que contarnos algo, lo hará más adelante—termina por decir mirándome dulcemente.

Se escucha de fondo el timbre para entrar a clases y las cuatro nos dirigimos a nuestra sala. 

No estaba feliz por haberlas visto, pero sí eran ellas las causantes de que lo estuviera. Después de leer sus chats y los grupos en que estábamos me di cuenta lo importante que son para mí en esta realidad, lo simpáticas y dulce que son, y lo mucho que me han apoyado. Es como lo que pasa cuando te encariñas de un personaje de un libro, lo puedes llegar a querer tanto sin ni si quiera haberlo visto o haber hablado con él. Bueno... algo similar me pasó con ellas.

Tras subir un piso y haber pasado por varios pasillos llegamos finalmente a nuestra sala, el 3º medio de administración.  

****

La primera clase pasó volando, en realidad ni presté atención. Me dedique toda la hora a hablar y conocer más a fondo a mis compañeros. Algunos eran muy distintos a como se veían en Whatsapp, lo único en que pensaba era "el arte de las selfies; a algunos les beneficia y...a otros no tanto". 

—Salgamos de la sala nenas, me carga estar aquí en recreo—nos dice Fabiola con su carismática forma de hablar.

—¡Oh si! y vamos a molestar a los niñitos de primero—dice la Pame.

—Lo dices solo porque no tienes su mismo porte—dice la Nati con pseuda tristeza, a lo que todas respondemos con unas incontrolables carcajadas.

Las cuatro salimos de la sala y nos dirigimos al patio. Mientras caminábamos por el pasillo la Fabi nos contaba las muchas ganas que tenía de comerse a un cabro de otro liceo, que al parecer le hacía ojitos en el paradero cuando de repente siento cómo mi corazón se presiona en mi pecho. Me detengo en seco... no puedo creerlo, ¿¡Cómo era posible!? Mis amigas no se dieron cuenta que quedé inmóvil en el pasillo y siguieron de largo.

Venía caminando hacia mí Isabela...


Definitivamente era ella... es imposible que alguien se pareciera tanto. Venía directo a mí con su típica sonrisa Pepsodent y sus enormes ojos almendrados. Estoy segura que me hablará... o por lo menos me saludará, si vamos en el mismo colegio... debemos conocernos. 

—¡Fraaan! ¿Cómo es que estas acá?—dice eufórica y me abraza fuertemente—, te extrañé demasiado amiga, no sabes cuánto.  —Me suelta y me queda mirando dulcemente— Esperaba ir a verlas en invierno, pero nunca me imaginé que estuvieras acá.—y le respondo con un fuerte abrazo, de esos que quieres que nunca se terminen.

Sí... deseaba con todo mi corazón que eso ocurriera, que mi querida amiga me reconociera, no a la Fran de esta realidad, si no a la otra, a la "yo" verdadera. La que el día de ayer se lamentaba por su ida a otra ciudad, la que siempre llevaba consigo la pulsera  que le había dado, la que había compartido muchas tardes con ella, esa Fran. Sin embargo no fue así, lo que ocurrió fue muy distinto...

—¡Amiga viniste!—le dice Isabela a una joven que venía detrás mío, pasando indiferente por mi lado.

Me doy vuelta lentamente, y de forma inconsciente miro algo que me llama la atención, algo que me provoca un nudo en la garganta...

Una linda pulsera calipso que la Isa llevaba en su muñeca.


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