Desperté en una habitación blanca, la oscuridad reinaba en el lugar y mi garganta no permitía la entrada del aire me estaba ahogando de una manera horrible que no le desearía a nadie. Mis manos comenzaron a tocar el tubo que salía por mi boca y la desesperación llegó en segundos, se encendió la luz y una mujer que no conocía tomó mi mano y de forma sumamente delicada retiro el tubo de mi garganta.
– Relájese, necesito que esté calmado o le puedo hacer daño – Susurraba la mujer, pero la falta de aire no me permitía estar más calmado – Unos segundos más – Retiró el tubo completo y sentí como el aire entraba a mis pulmones, agitado intenté levantarme de la camilla, pero sus manos en mis hombros me detuvieron – Por favor cálmese, necesita descansar.
– ¿Dónde estoy? – Mi voz sonó rasposa, irreconocible.
– En la clínica de la Universidad Católica – Su voz calmada me estresaba – Llamaré inmediatamente a su padre para que venga a verlo, pero necesito que usted se relaje – Salió de la habitación y yo aún no procesaba por completo lo que estaba pasando ¿por qué llamaría a mi padre? Mi cuerpo cansado me pedía a gritos que cerrará los ojos para dormir.
– Nico – El susurro de la voz de mi padre se escuchaba tan lejano – Niquito – Acariciaba mi cabello cuando abrí los ojos – Hola hijo – Su sonrisa se hizo presente en su rostro.
– Hola papá – Intenté sonreír en vano – ¿Me puedes explicar qué hago acá?.
– Hace seis meses me llamó tu amigo del norte, te dio una sobredosis por cocaína pura, pedí el traslado inmediatamente y tu amigo me hizo prometer que le contaría cuando despertarás – Lágrimas corrían por sus mejillas – Pensamos que ya no lo harías, pero eres un campeón.
– Oscar – Susurré.
– Llamé a tu amigo hace un rato, preguntó si podía venir así que acepté por ti – Una enfermera entró en la habitación.
– Bienvenido –– Sonrió – Señor tenemos que hacer una serie de exámenes le pedimos que se retire unos minutos, lo llamaremos enseguida – Se dirigió a mi padre que levantándose y besando mi frente se retiró de la habitación.
Una mezcla de exámenes pasaron por mí, una cantidad de médicos interminables, máquinas y jeringuillas no se detenían y yo lo único que quería era dormir.
– Nico – La voz del Yelo me saco del sueño – Weón pensé que estarías muerto – Tomó mi mano acariciándola con delicadeza – Tu papá me dejó entrar primero ¿cómo te sentí?.
– Como si hubiera corrido una maratón eterna – Respondí agradecido de su visita.
– Y eso que dormiste seis meses, por lo menos despertaste, es difícil que despierten bien después de tal sobredosis que te mandaste weón – Frunció el ceño.
– No sé ni cuanto consumí – Susurré.
– Lo que tenías en el cuerpo eran siete líneas en total, Nico vo' no la contabas – Rió.
– No sin el Bestia – Se levantó de la cama y salió del dormitorio – ¿Yelo? – Sentí que la había cagado como nunca y mil cosas pasaron por mi mente.
– Hola – Susurró Oscar en la puerta y mi corazón se detuvo, estaba cambiado, más gordo y sus brazos tatuados le daban un aire tan, tan varonil.
– Hola – Sonreí – Gracias por venir.
– Cómo no vendría weón si me tenías hiper urgió – Se acercó a la camilla.
– ¿Me extrañaste? – Pregunté agrandado.

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Hasta que mi cuerpo aguante [Historia Gay] (GOTH)
FanfictionMi nombre es Nicolás, tengo 18 años y soy homosexual de clóset. Mi vida se basó siempre en ocultar lo que sentía, intentar ser más hombre y hacer amigos, cosa que nunca me resultó. No soy una persona afeminada, claro que no, pero tampoco soy un chic...