Pesho llegó al rato después de todo lo sucedido, Oscar había dejado mi ropa en un canasto fuera de mi cuarto y había golpeado, no quiso entrar quizás por miedo a hacer cualquier tontera, yo por mi parte me sentía arrepentido por todo lo pasado, no sabía ni entendía realmente donde quería llegar pero, no podía detener mis actos irreflexivos. No volvimos a estar solos en los últimos dos días, donde le pedí a Oscar que me llevará a un lugar que tuviera cajero para sacar dinero y saqué la mitad; 250 mil pesos para ser exactos; le entregue 200 mil a Oscar de los que solo me recibió 100 mil con las escusa de que los guardaría, el resto lo dividí entre mi billetera y la mochila, quería andar con dinero en caso de alguna fiesta, aún tenía un cartón de LSD que pretendía guardar para una ocasión especial por si no podía comprar más.
— Quiero salir - Dije mientras nos encontrábamos los tres frente al televisor viendo un documental típico de día domingo.
– ¿Dónde? - Pesho, quien estaba de la mano con Oscar me miraba.
– No lo sé, estoy aburrido - Respondí hundiéndome en el sillón.
– Que yo sepa día domingo es difícil pero, podría preguntarle al yelo si quieres - El rapero estaba pendiente en la televisión y hablaba sin prestar mucha atención a las caras que le ponía el pesho, las que yo omití por completo.
– ¡Ya! - Realmente el motivo para salir era consumir algo de la dama blanca, sentir esa felicidad y el punto exacto cuando entraba directo a tu cerebro - O si quieres me das el número y lo llamó yo.
– Dale, no es malo que tengas su número - Dijo Oscar sacando su teléfono celular.
– Estás loco - Susurró el pesho mirándolo con el ceño fruncido mientras su pareja desbloqueaba su teléfono y me dictaba el número. Lo guardé y me levanté al patio para no molestar su documental, marqué y al cuarto pitido contestó.
~ ¿Alo? - Escuché las palabras que emitían un leve tono de desconfianza.
~ Yelo soy Nicolás, el amigo del Bestia - Temía que no me reconociera.
~ ¡Nico! - Escuché gritar del otro lado - Tanto tiempo, no tenía idea que tenías móvil ¿qué cuentas?
~ Estaba buscando algún acompañante para salir a comprar - Contesté mientras me sentaba en una de las sillas plásticas.
~ ¿Qué quiere comprar mi amor? - Susurró el yelo.
~ Dama blanca - Susurré igualmente, como si tuviera miedo de lo que opinarían mis padres, en realidad ¿cómo mierda reaccionarían mis padres si me vieran? - Yo no sé mucho de acá ni donde venden.
~ Tengo las mejores picadas amigo, paso por ti en 40 minutos - Respondió alegre - Aprovecho de comprar para mi también.
~ Ya, nos vemos entonces - Corté el teléfono y me fui a mi dormitorio.
No me considero un drogadicto si consumo poco y cada cierto tiempo ¿verdad? Por lo menos no soy un adicto, mi hermano me había llamado dos veces desde la última vez que hablamos, no alcancé a contestar la primera y la segunda simplemente no quise por la calidad de caña que me estaba gastando, llevaba una semana y media fuera de casa, todo pasaba rápido y pareciera que esa época nunca existió realmente. Me sentía cómodo en éste lugar, como si siempre hubiera pertenecido acá.
Algo que quería hacer antes de irme era visitar el mar pero, los chicos nunca iban. Me propuse a darle la idea hoy al yelo, a lo mejor resultaba.
Cambié mi ropa y saqué un polerón; en realidad el único polerón que tenía; no me había comprado más ropa y solamente había traído uno.
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Hasta que mi cuerpo aguante [Historia Gay] (GOTH)
FanfictieMi nombre es Nicolás, tengo 18 años y soy homosexual de clóset. Mi vida se basó siempre en ocultar lo que sentía, intentar ser más hombre y hacer amigos, cosa que nunca me resultó. No soy una persona afeminada, claro que no, pero tampoco soy un chic...