Capítulo 15

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—Buenos días, clase —saludó el profesor Rodríguez al entrar, cargando su maletín en la mano derecha y algunos papeles en la mano izquierda.

Eran las 7 de la mañana; el sol apenas estaba saliendo y el frío se calaba en mis huesos. Todavía tenía demasiado sueño, añoraba mi cama, estar arropada entre las sábanas cálidas y cómodas, pero el deber era lo primordial y me tocaba estar presente en clase. No quería que mi desempeño académico bajase ni acumular faltas.

—Veo que están algo somnolientos —dijo el profesor Rodríguez, dejando su maletín sobre la mesa y sentándose en ella, con las piernas cruzadas—. Les traigo la solución a eso: un examen sorpresa. —Toda la clase, incluyéndome, soltó varias quejas—. No renieguen, no es nada complicado. Si han prestado atención a lo que les he enseñado durante las últimas clases, se les hará fácil —dijo sonriendo—. La dinámica de este examen será diferente; en vez de escribir sus respuestas sobre un papel, ustedes las dirán de manera verbal. Tendrán dos minutos para darme una respuesta y, después de eso, yo decidiré si es aceptable o no.

Toda la clase sonrió; al menos se nos haría más interesante responder ese examen.

—¿Nos dirá nuestra nota cuando finalicemos de sustentar o la publicará la próxima clase en la pizarra que está junto a la puerta? —preguntó una morena que se sentaba en la primera fila.

Bajándose de la mesa, el profesor observó al salón, su usual sonrisa relajada en el rostro.

—Publicaré las notas mañana en la pizarra —tomó su marcador y comenzó a jugar con él, pasándolo entre sus dedos—. Para hacerlo uniforme, pasarán este marcador de forma ordenada y, cuando yo diga "Stop", la persona que lo tenga en sus manos responderá la pregunta.

El profesor le pasó el marcador a un chico que se sentaba en el primer puesto de la primera fila para comenzar con el examen.

Las primeras preguntas fueron sencillas y los seleccionados no tuvieron inconvenientes respondiéndolas. Todos estábamos bastante atentos porque en el fondo no queríamos estar desprevenidos. Con el pasar del tiempo, las preguntas se hacían más complicadas.

La dinámica resultó ser divertida ya que nos mantenía atentos y al borde de la silla. El marcador llegó a mi fila; mano a mano, lo pasamos de manera ordenada. Algunos se apresuraban en pasarlo, otros se demoraban queriendo que fuera su turno para salir de aquello rápido.

—¡Stop! —gritó el profesor Rodríguez para que todos lo escucháramos.

Todos voltearon a buscar a la afortunada persona que tuviera el marcador en su poder, y, para mi suerte, la afortunada resulté siendo yo. Poniéndome en pie, aclaré mi garganta.

—Estoy lista. ¿Cuál es mi pregunta?

El profesor me observó durante un rato en silencio; aquello me ponía más nerviosa de lo que ya me encontraba, pero no dejaría que mis nervios se notaran.

—Mmm, veamos. Compare y contraste las teorías del desarrollo cognitivo de Jean Piaget y Lev Vygotsky. ¿Cómo se diferencian en su enfoque sobre la influencia del entorno social y cultural en el desarrollo cognitivo de los niños? Proporcione ejemplos específicos para ilustrar las diferencias—Aquello era fácil, me lo sabía de memoria, ya que justo había estado estudiando ese tema la noche anterior.

Tomé una gran bocanada de aire.

—Piaget se enfocaba en etapas universales del desarrollo cognitivo por las que pasan lo niños por medio de la interacción individual con su entorno físico, mientras que Vygotsky destacaba la importancia del entorno social y cultural, dándole énfasis a que el desarrollo cognitivo ocurre a través de la interacción social y la guía de personas más competentes—. Hice una pausa para tomar aire de nuevo y controlar el ritmo cardíaco de mi corazón.

¿Los chicos las prefieren delgadas?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora