Capítulo 44

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Retorcía, doblaba, apretaba y volvía a retorcer inocentemente el borde de mi camiseta ya arrugada, con mis manos temblorosas y cubiertas en sudor frío, mientras Tobías daba una explicación sobre la diferencia entre verbos regulares e irregulares, y cada uno daba un ejemplo. «Que no sea tan cínico de elegirme a mi» rogué dirigiéndome a un Dios prestado.

—Hernandez, ¿Podría darme usted un ejemplo de un verbo irregular en pasado?

—Worked, profe...

—Incorrecto. ¿Señorita Xiconne, podría usted explicar por qué es incorrecto?

Era envidiable la forma tan tranquila y serena con la que actuaba, como si realmente nada hubiese ocurrido nunca, como si aquellos momentos, todos los sentimientos, besos y palabras se esfumaran con suma facilidad. Era tan correcto, tan profesional en lo que hacía. Todo un señor hecho y derecho.

Levanté la mirada tan lentamente como me fue posible. Y allí estaba él, tan estúpidamente hermoso como cada día, aunque podría jurar que hoy lo estaba más. Sus ojos color café me estudiaban a través de sus lentes. Era absurdo. ¿Quién lucía bien usando gafas de aumento? Nadie. Sin embargo lucían tan malditamente bien en él.

—¿Piensa responder, Xiconne?

Se había acercado a mi mesa y tamborileaba sus dedos sobre la madera de esta. Él sabía a la perfección el efecto que provocaba sobre mi, y no hacía nada para minimizarlo. En su lugar, sacaba provecho de esto.

—Es incorrecto, porque... Worked termina con "ed". Por lo tanto –Tragué saliva– es un verbo regular.

—Muy bien alumna. –Respondió Tobías, levantando levemente una ceja sin quitar un segundo sus ojos de los mios.

Luego de 30 minutos, todos habíamos terminado las actividades. Faltaban a penas 5 minutos para que termine la hora. Entonces me decidí; me levanté de mi asiento con piernas temblorosas y me dirigí hacia Martín. Le di un abrazo desde atrás y me senté arriba de su mesa. Jugué con su pelo y con el borde de su remera. Ambos reíamos con ganas. En ningún momento volteé a ver al señor Bridge, me resultaba más divertido imaginándolo. Finalmente la campana sonó. Pero como el universo conspira en contra de mi buena suerte, al bajar rápidamente de la mesa, tiré una pila de libros que teníamos que devolver ya que la clase había terminado. Me agache rápidamente en un inútil intento de arreglar el desastre que había provocado. En vano.

—No te preocupes –Dijo Martín– Yo los junto y los llevo Luna.

Pero una voz gruesa y autoritaria resonó detrás nuestro.

—De ninguna forma. Xiconne los tiró, Xiconne los lleva. –Ordenó el señor Bridge, cruzado de brazos.

—Pero son muchos para que los lleve yo sola. –Me quejé, esto era el colmo.

—Pues llevelos de a poco señorita... –Respondió Tobías antes de salir por la puerta– Ah, por cierto, recuerde que esos tomos pertenecen a la vieja biblioteca, no a la que funciona actualmente. ¡Hasta la próxima clase!

Después de divagar por los corredores con una pila de libros en mis brazos, preguntando donde se hallaba la vieja biblioteca, por fin me encontraba frente a su puerta. Resultó ser un viejo salón ubicado en la planta alta de la institución, el cual era muy poco conocido por la mayoría de las personas. La pesada puerta, oxidada en parte y cubierta de polvo, estaba entreabierta. Con recelo tomé el picaporte y abrí el viejo pedazo de lata, el cual rechinó audiblemente. La habitación estaba a oscuras y olía a humedad. Una sola ventana abierta dejaba entrever la fina luz del sol de la mañana, y esa era toda la iluminación. Coloqué los viejos libros en una estantería sucia, estornude una y dos y tres veces. Y posé mi mano sobre el viejo picaporte, pero entonces la poca luz se convirtió en oscuridad y ya no pude ver nada más. La vieja puerta se cerró en una fracción de segundo, y la sangre se me subió a la cabeza al sentir un cálido aliento chocar contra mi nuca.

—Te estaba esperando. –Susurró una voz casi inaudible pegada a mi oído.

Horrorizada, no respondí ni hice algún movimiento. Entonces unas manos acariciaron mis hombros tensos. Y dejé de respirar. Pero luego mi cuerpo fue empujado con brusquedad contra una pared, y unos labios atacaron los mios. Mi cuerpo no respondía, era una roca personificada. Mi corazón quería escapar por mi boca y las lágrimas amenazaban con salir. Pero luego una mano amarró la mía fuertemente y me arrastró hacia otra esquina de la sucia biblioteca, y una pequeña, pero potente lampara se encendió.

—¿Me tienes miedo?

Un Tobías Bridge, despeinado y con el ceño fruncido, se hallaba ante mi. Y entonces el alma volvió a mi cuerpo y respiré con alivio. El cual fue reemplazado por rabia al próximo segundo.

—¿A qué estamos jugando, señor Bridge? -Pregunté, levantando levemente una ceja.

Su mano izquierda amarraba una de mis muñecas y la derecha sostenía mi mentón. Su expresión era más seria que nunca.

—¿Qué pensarías si dijera que no quiero verte con nadie más?

—Pensaría que eres un desquiciado. –Respondí.

—Tal vez tienes razón. Pero, este desquiciado te quiere más que cualquier otro desquiciado en el universo.

No podía insultarlo, ni gritarle ni escapar. Lo amaba ¿Entienden? Me lancé a sus labios con fervor. Y tiré su saco al piso mugriento, junto con su corbata, despeine su cabello, arrugue su camisa. Lo amaba tanto que me destruía, me quemaba.

—No me importa el mundo, no me importan las reglas, las éticas. Y no me importa si estamos locos. Las mejores personas lo están...

—¿Qué dices? -Pregunté estúpidamente.

—Estoy diciendo, sencillamente, que no soporto verte y no besarte, tener que mantener distancia mientras otro se acerca a ti. Estoy diciendo que quiero que seas mía. Luna, ¿Arriesgarías todo por mi?



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ESPERÉ ESTE MOMENTO POR AÑOS, BYEEEEE

Y QUE VIVA EL AMOR CARAJO!

Como ven estoy actualizando una vez por semana, el colegio me consume el cerebro

Nadie tiene historias parecidas como de amor prohibido por la diferencia de edad? Ya casi no encuentro para leer :c recomiendennnnn

Gracias por su apoyo! Que pasen una feliz pascua en paz y armoníaLos quiero :')

Tobías. El profesor es mi amor -{EDITANDO}Donde viven las historias. Descúbrelo ahora