Capítulo 35

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Narra Tobías:

Dos horas antes

Preferí no mirar a Luna en todo el camino a casa. ¿La razón? me comporté como un desquiciado cuando después de buscarla por todos lados la encontré en ese restó hablando con ese imbécil que prácticamente la desvestía con la mirada, pero de no ser por él Luna podría haber muerto en las aguas por culpa mía. Diablos, se me congela la sangre de solo pensarlo.

Estacioné el auto en el garage de mi casa, bajé y cuando di la vuelta para abrirle la puerta a Luna, caí en la cuenta de que se había dormido durante el viaje. Quedé atónito unos minutos contemplando su rostro angelical, que hermosa creación del Señor. Dormía tan profunda y placenteramente ignorando los problema de este mundo frío e indiferente. ¡Ay mi Lu, si tan solo pudieras transmitirme un poco de esa paz que emana tu espíritu adolescente! La tomé en mis brazos con sumo cuidado y una sonrisa se formó en su boca prohibida. »¿Qué maravillas estarás soñando amada mía Caminé lentamente y sin hacer el mínimo ruido hacia mi cuarto y la recosté en mi cama. No pude evitar gastar otro par de minutos al pie de la cama admirando todo su ser. ¡Bendito sea el momento en que Dios y el universo confabularon para cruzarte en mi camino! Dirigí mi mano temblorosa hacia su cálida mejilla dejando una caricia tan suave que dudo que la haya percibido, para luego caminar hacia la cocina y prepararme un café cuando mi celular vibró en mi bolsillo. Llevé el aparato a mi oído y Atendí sin fijarme quien era.

—¿Quién habla? -Pregunté de mala gana.

—¿Hijo? ¿Eres tu?

—Oh hola mamá, disculpa, ¿Cómo haz estado?

—Bien querido. ¿Y tu?

—Muy bien, muy bien.

—Me alegra. ¿Cuento esta noche con tu presencia? ¿Verdad?

Traté de recordar si me había comprometido a ir a uno de sus eventos hasta que me maldije mentalmente al caer en la cuenta de la fecha que era hoy.

—¡Pues claro madre!  Justo estaba por llamarte, feliz cumpleaños, esta noche pasaré a estar contigo.

—Gracias mi dulce, tengo que colgarte ya que estoy con los preparativos, nos vemos.

*Fin de la llamada*

¿Cómo pude olvidar el cumpleaños de mi madre? Luna me vuelves tan malditamente loco. Luna... ¿Qué haría con ella ahora? Supongo que no le molestará que la deje sola unas horas, no estaré mucho tiempo con mi madre de todas formas. El celular volvió a vibrar y esta vez si miré quien me llamaba, era mi hermano.

—Hermanito necesito un favor. -Dijo una voz agitada del otro lado de la linea.

—Hola ¿No?

—Hola, escucha hoy mamá hace una fiesta en su cumpleaños y como recuerdas yo no me hablo con papa así que no iré.

—Tendrías que ir. -Bufé.

—De ninguna forma. Ahora escucha, conseguí una niñera para que cuide a los mellizos en mi departamento hoy ya que pasaré la noche con una... Amiga. ¿Entiendes?

—Claro, ¿Y qué quieres? -Reí.

—No tengo dinero para pagar un motel y tampoco puedo decirle a ella que pague, y en mi casa están mis hijos y no quiero que escuchen... bueno, en fin. ¿Puedes dormir en casa de mamá esta noche y prestarme la tuya?

Inmediatamente Luna cruzó por mi cabeza de nuevo. No podría dejarla sola bajo el mismo techo junto a mi hermano y una prostituta. De ninguna forma.

Tobías. El profesor es mi amor -{EDITANDO}Donde viven las historias. Descúbrelo ahora