Capítulo 38

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Narra Tobías:

Abrí la pequeña ventana del baño privado de la habitación, la cual había sido mía durante años anteriores. Cerré los ojos y respiré profundamente. El aire fresco invadió mis fosas nasales persuadiendo así el horrible olor a vómito que desprendía mi ropa. Miré mi rostro en el espejo y me quité el saco y la camisa que llevaba puestos, pues estaban cubiertos de ese líquido nauseabundo, quedando así mi torso descubierto. La noche era muy calurosa así que poco me importó. Abrí el grifo, lavé mis manos y mi rostro por quinta vez consecutiva, acomodé un poco mi cabello, apagué la luz, y salí de aquel baño.

Frente a mis ojos, una muchachita sentada en el borde de la cama de espaldas a mi, lloraba sin consuelo. Respiré hondamente de nuevo soltando un suspiro y me senté a su lado, pero manteniendo distancia.

—¿Por qué bebiste? -Pregunté rompiendo el silencio, tratando de sonar lo más frío posible.

—Yo... No... Yo no... Yo no bebí. -Respondió ella entre espasmos debido a su llanto.

—¿Por qué me vomitaste encima? -Pregunté tajante.

—No quise... No, no fue mi intención. Tampoco sabía que eras tú, no encontré el baño a tiempo, te ruego que me perdones... -Respondió ella entre sollozos.

—Mírame. -Ordené dirigiéndole la mirada.

—No, por favor. -Suplicó ella.

—Mírame. -Ordené llevando mi voz a un tono más alto y grueso.

Y fue allí cuando mi corazón se estrujó. Esos ojos tan hermosos los cuales me habían capturado desde el primer momento, se hallaban completamente rojos e irritados a causa de las lágrimas que desprendían sin cesar. Su delicada nariz estaba colorada y su labio inferior temblaba. Pero imágenes de ella besando con fervor a Federico inundaban mi memoria.

—Perdón por arruinar tu ropa. -Dijo ella cayendo en la cuenta de que de la cintura para arriba nada cubría mi cuerpo.

—¿Tu crees que pidiéndome perdón mágicamente todo se va a solucionar y mi ropa se va a limpiar? -Pregunté irritado.

Ella negó lentamente con la cabeza.

—Ahora respóndeme una cosa. ¿Cómo voy a poder seguir disfrutando del cumpleaños de mi madre cuando mi ropa esta hecha un asco? ¿O a caso te parece apropiado que salga de este cuarto con el torso descubierto? Ni siquiera es apropiado estar así en frente de ti. -Dije riendo enérgicamente.

El silencio volvió a reinar en la habitación. Me levanté de la cama y empecé a caminar por la habitación. Solo podía escuchar los sollozos de esa chiquilla que había llegado a mi vida para cambiarla por completo. Me invadían unas ganas arrolladoras de abrazarla contra mi pecho y decirle que todo estaba bien, que mi ropa y la fiesta de mi madre eran insignificantes al lado de ella. Que desde el primer momento en que la vi se adueñó por completo de mi mente y de mi corazón, que era ella la dueña de mis noches de insomnio y mis sueños mas salvajes

Y de nuevo imágenes de ella besando fervientemente a mi primo inundaban mi mente.

—No entiendo porque lloras Luna...

—Estoy llorando porq...

—Pensar que hace unos momentos la estabas pasando realmente bien. -La interrumpí.

—¿Por qué diablos piensas que la estaba pasando bien? -Preguntó ella con una mueca de indignación, poniéndose en pie.

—Porque exactamente esa impresión dabas. ¿Recuerdas que creías que ibas a sentirte incómoda? Y terminaste encontrando un amigo. Pues no sabes cuanto me alegra. -Expliqué, cruzando los brazos con un evidente tono de sarcasmo.

Tobías. El profesor es mi amor -{EDITANDO}Donde viven las historias. Descúbrelo ahora