Capítulo 3 - Madrid

276 12 0
                                    

Los camiones de la mudanza estaban repletos de cajas, trastos y muebles. El camión lo conducía mi primo Rodrigo y nosotras ibamos en el coche con mi tía Alicia. De camino a Madrid hubo mucho remordimiento, tenía ganas de abrir la puerta y marcharme. Mis ganas de una vida nueva eran nulas. Lo hacía por mi madre, por su vida, por mi vida... Mudarnos a Madrid era tener un futuro garantizado. Llegamos a las 18:34 p.m a Alcalá de Henares, dónde residia Marcos a 43 minutos del centro de Madrid. Era una casa grande, blanca y con cuidado y amplio jardín. Una vistosa valla de ladrillos rodeaba la parcela y un gracioso gallo de hojalata decoraba el tejado. Mi madre bajó del coche y timbro en el portalón negro y brillante. Enseguida salió Marcos por la puerta, no le había visto demasiado, solo en fotos, pero su revuelto cabello moreno me decia que era él. Besó a mi madre y salimos del coche. Me dió dos besos, a Maca y a mi tía y a Rodrigo le estrecho la mano.

- ¿Que tal habéis pasado el viaje? Largo, ¿no?

- Un poco, pero con estas tres se ha echo ameno. - le contesto mi tía.

- Me inagino que tendréis hambre y sed. Pasad, esta es vuestra casa. - y me guiño el ojo.

Entramos, por dentro sin duda era mucho más hermosa que por fuera. Un grandioso salón-comedor hacía de entrada principal, accedía a unas escaleras al piso de arriba donde estan las habitaciones, también da a la cocina y a una puerta acristalada que da al jardín. Arriba 5 grandes habitaciones, 2 baños, un gimnasio, dos estudios y una biblioteca. Después de ver la casa bebimos agua y Coca-Cola y comimos unos sandwichs de atún. Nos pusimos a traer cajas y cosas varias hasta el salón, cuando acabamos nos quedamos hablando todos.

- ¡Buen trabajo, chicos! - dijo Marcos - Alicia y Rodrigo, podríais quedaros a dormir aquí en la habitación de invitados, si os vais ahora será mucho camino y estaréis cansados. -

- Nos gustaría quedarnos, pero tenemos cosas que hacer, Rodrigo mañana tiene clase por la tarde. -

- Pero mujer, os quedais a dormir aquí y mañana a primera hora os vais. - insistió mi madre.

- Bueno... Vale, mañana por la mañana nos iremos. - concluyó mi tía.

Me ha encantado el gesto que ha tenido Marcos, me parece un buen hombre. Sonó el timbre y todos nos quedamos embobados viendo la puerta. Marcos, que no parecía sorprenderle nos dijo:

- Debe de ser mi hijo, siempre se olvida las llaves, no se dónde tiene la cabeza este chico. -

Mamá me había comentado algo sobre el hijo de Marcos pero no le dí importancia. Abrió la puerta y apareció un chico joven, alto, con pelo engominado moreno y parecía estar muy fuerte.

- Este es mi hijo Javier. -

Javier, Javier, Javier, ese nombre retumbaba en mi cabeza cada segundo de cada minuto. Mis ojos se nublaron. Era, sin lugar a duda, mi perdición.

Brotherly Donde viven las historias. Descúbrelo ahora