Capítulo 29 - Laura.

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Habían pasado tres días desde aquella preciosa noche con Laura. Lo pasamos muy bien. El primer día: nos despertamos juntos en su cama, bajé a la cocina y preparé: creps con nutella, zumo de naranja y pomelo y leche. Desayunamos en la cama y vimos Los Simpson, luego pasamos la mañana acurrucados y besándonos. Después de comer fuimos a dar una vuelta al centro y ella se compró ropa y zapatos. Cuándo anocheció volvimos a casa, vimos una película: Orgullo y Prejuicio sobre una chica llamada Elisabeth cuya madre quiere casarla con el hombre mas rico que encuentre. Y nos fuimos a dormir juntos. Al día siguiente tenía una sorpresa preparada: dejé que durmiese y bajé a la cocina a preparar unos sandwichs y bebidas, lo metí en una cesta junto un mantel y dos vasos. Cuando se despertó puse una venda en sus ojos y la llevé en coche hasta un precioso lago. Allí hicimos un picnic y pasamos toda la tarde bañándonos, a la noche cuándo estábamos acurrucados en el césped húmedo y cálido, hicimos el amor bajo las estrellas. El tercer día: fuimos a jugar al badminton, cosa que a los dos nos apasionaba. Llegamos a casa y vimos otra película: Titanic, nunca había visto este filme y me habían hablado muy bien sobre ella y francamente me encantó. Nos quedamos durmiendo en el sofá.

Estos momentos se habían acabado, hoy volvían nuestros padres y habiamos acordado llevar lo nuestro en secreto, tanto con ellos como con todos. Me iba a costar no besarla todo lo que quería, no acurrucarme con ella en el diván, no meterle mano bajo las aguas de la piscina...

- ¡Hola chicos! - entró Belén por la puerta y tras suya mi padre, me dió dos besos y achuchó a su hija. Mi padre me abrazó con fuerza y tocó el hombro de Laura.

- ¿Qué tal el tobillo? - pregunté a mi padre.

- Mucho mejor, oye, ¿Vas con tu madre? - casi no me acordaba, me iba cinco días a Cádiz con mi madre y mi hermana.

- Sí, sí que voy. - vi a Laura confusa y se me ocurrió una idea. - Papá, ¿Puede venir Laura? - mi padre abrió los ojos como platos y Belén igual.

- ¿Ya os llevais bien? - me dijo Belén.

- Sí. - dijimos a la vez Laura y yo mirandos.

- Cariño, ¿Dejas que vaya a Cádiz con mi ex y la niña? - le preguntó a Belén.

- Si está Isabel de acuerdo no tendré ningún incombeniente. - contestó.

- Hablo yo con mamá. - fui corriendo arriba y Laura iba detrás mia. Cojí el teléfono y marqué su número. - ¿Mamá? -

- Dime hijo. - me contestó.

- Mañana nos vamos a Cádiz, ¿No? -

- Claro. -

- ¿Puede venir Laura con nosotros? -

- ¿Tú hermanastra? -

- Sí. - dije riéndome.

- ¿Y su madre le deja? -

- Sí. -

- Pues vale. -

- Vale, Chao. - colgué el teléfono y puse cara de decepción.

- ¿No deja? - me preguntó.

- Caí por la madrugadá, como me huele a sal mi Caí - me empezé a reir cuando vi a Laura agarrarse la frente mientras se meaba de la risa. Empezamos a dar palmas y cantar flamenco. Cádiz tenía pinta de que iba a ser inolvidable.

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