Diciembre

Día 5

Su sonrisa ronda por mi mente. ¿Como hace esta chica para apoderarse de mi mente? Aún no lo sé, pero me encanta que sea ella quien me vuelva loco. Si, lo sé, suena raro, pero, estoy enamorado de una chica desconocida.
Tengo que saber más de ella.
¿Cuál será su nombre?
Inento sacar esos ojos fríos y desafíantes. Suspiro y salgo de mi casa.
Me quedo en la puerta, esperando ver ese cabello desalineado y precioso.
Camino lentamente en la dirección que ella toma. Sí, lo sé debo verme como un acosador loco, pero no lo soy.
Bueno, tal vez un poco.
Entro al súper mercado.
Algún instinto me dice que voltee. Decído hacer caso a esa corazonada. Y el tiempo se detiene. Un gorro oculta el cabello negro, un suéter esconde las curvas y unos jeans moldean unas piernas perfectas.
Y sin saber por qué, voy detrás de ella. Ni siquiera ha notado que la estoy siguiendo, camina tranquilamente. Es preciosa, incluso de espaldas, lo es. Se mueve con elegancia y delicadeza. De pronto, para en seco. Gira sobre sus talones, y sus ojos chocan con los míos. Detrás de sus gafas, esas largas pestañas se sacuden, se quita los audífonos y gloriosamente sus labios rojos se abren y pronuncia:
–Dime, ¿Qué es lo que quieres de mi? – Su semblante frío me parece encantador. ¡Qué maravillosa voz! ¡Su voz es mejor que escuchar mi canción favorita! – ¿Sólo vas a mirarme? – Se cruza de brazos. – Maldición, dilo ya, tengo prisa. – ¡Increíble! Lo que tiene de guapa lo tiene de arrogante. – ¿Eres mudo? – Pregunta impaciente. Bien, si quiere jugar, por Dios que yo puedo jugar.
–¿Qué dices? – Le doy media sonrisa. – Vamos nena, el mundo no gira en torno a ti. – Reuno valor y paso de largo. Ella se coloca de nuevo los auriculares y sigue caminando tranquila y despreocupada.
Que chica tan más arrogante.
Pero es más que preciosa.
Cada vez me gusta más y más.