Día 22

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Intento dormir, Lilith sigue sin aparecer. Maldita sea. Jamás creí qué esto pasaría. ¿Y si la pierdo? ¿Y si se va de mi lado? El sólo pensarlo... El hecho de imaginar que desaparezca de mi vida, me hace querer gritar, me hace querer correr hacia ella, y pedirle que se case conmigo. Qué me dé la dicha de tenerla el resto de mis días. Poder tenerla para mi. Sólo para mi. Escucho un ruido, pero intento ignorarlo, prefiero perderme en mis pensamientos, en cualquier lugar, siempre que este a mi lado.
–Joder Lilith – Suspiro desesperado – Por favor, vuelve – Suplico, como si ella pudiera estár aquí.
–Aquí estoy. – Dijo abriendo la puerta
–Lilith – La miro incredúlo.
–Hola – Sonrió dulcemente. Me levante de prisa, tomándola en mis brazos, la besé con tanta desesperación. Joder, estába a punto de volverme loco. La lleve a la cama, aún en mis brazos, la recosté delicadamente, sus ojos brillaban, tan hermosos sus enormes ojos marrones, con esa dulce y falsa inocencia, el solo hecho de tenerla esta noche... Maldición.
–No vuelvas a irte – Le supliqué
–No me iré – Prometió.
Me recoste a su lado, sintiendo su calor. Era la mejor sensación del mundo. Descrubrí, qué no se necesita tener sexo para saber cuanto amas a alguien.
Joder ¿Qué dije?
La miro dormida, Dios, podría mirarla toda la noche.
Si.
La amo.

DiciembreDonde viven las historias. Descúbrelo ahora