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Media hora después seguía igual de perdida o incluso más, si es que eso era posible, y además estaba totalmente mojada y un frio que calaba hasta los huesos.

Levante la vista y, como si fuera un regalo divino, apareció frente a mí una cafetería. Por un momento deje de sentir frio y solo podía pensar en ir hacia allí. Por fin podría calentarme un poco. Solo tenía que cruzar la calle. Me abracé para conservar lopoco de calor que me quedaba y camine, hipnotizada por aquella visión y la esperanza de un café caliente.

Solo algo me saco de mi ensoñación. El sonido de un claxon.

Me gire rápidamente solo para darme cuenta que el ruido provenía de un auto que se encontraba a escasos tres metros de distancia de mí.

Me quedé paralizada, incapaz de moverme. Vi como el auto trataba de frenar, pero la lluvia evitaba que lo hiciera. Cerré los ojos, como si me preparara para recibir el golpe.

Después de eso, todo pasó como en cámara lenta. Oía como se acercaba cada vez más el auto y sentía la luz de los reflectores a pesar de mis parpados cerrados.

Entonces sentí algo que se cerraba alrededor de mi cintura y que me empujaba. Luego, un golpe, pero no como me imagine que se sentiría cuando el auto me atropellará, sino un golpe en el costado, incluso sentí que algo arañaba mi cara.

Unos segundos después me di cuenta que eso que rodeaba mi cintura era un brazo y que alrededor mío se oían varios gritos espantados y sorprendidos. Yo los escuchaba, pero no los entendía. Solo era consciente de mi respiración y el latido de mi corazón desbocado.

Tarde unos segundos en normalizar mi respiración y entonces empecé a analizar mi alrededor, del cual no note nada más que la gente reunida en un círculo que me rodeaba, todas mirándome con ojos llenos de asombro y algunos con espanto.

Alguien se hizo oír sobre todas las voces.

-Para atrás. Denles espacio. Déjenlos respirar.

No entendía por completo esa frase. ¿Déjenlos? ¿Eso no significaba que éramos dos? ¿Qué no estaba yo sola? ¿O es que otro iba a ser atropellado conmigo?

Cuando puede estar más consiente de mí, sentí algo contra la espalda o, mejor dicho, alguien, pero no me di cuenta de eso hasta que repare en que ese "algo" subía y bajaba junto con la respiración que sentía en la nuca. Solo podía ser mi salvador. Él respiraba pesadamente, como si le costara demasiado normalizar su respiración. Él decía algo entre cada bocanada de aire. Tuve que centrar toda mi atención en eso para poder entenderlo.

-¿Qué no pensabas moverte?- supongo que eso iba para mí- ¿Es que tienes tendencias suicidas? ¿O es que pensabas detener el auto con tu cuerpo?- definitivamente me hablaba a mí. Un par de respiraciones después, él podía mantener un ritmo normal, pero los dos seguíamos demasiado conmocionados- Dios, que descarga de adrenalina- bueno, él lo tomaba mejor que yo.

-Gracias- logre articular. Él levantó la cabeza para poder observarme, ya que los dos seguíamos en el suelo.

-Así que si hablas-dijo en tono burlón. ¿Qué le pasaba? Me acababa de salvar que me atropellaran, yo no me encontraba en condiciones de tener una gran conversación. Pero a pesar de eso me sentía terriblemente tímida. Él se sentó y me ayudo a mí a hacerlo.

-Gracias por salvar mi vida- dije al momento en que él se levantaba y se sacudía la tierra de la ropa, algo extraño, ya que estaba tan mojado como yo. Luego me tendió la mano y me ayudo a pararme.

El piso estaba tan mojado que a media maniobra resbale y me hubiera estrellado de cara contra el piso, si él no me hubiera sujetado y estrechado contra su pecho, evitando así que saliera de la banqueta y que otro auto me atropellara.

Arcangel (Alas #1)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora